Page 253 - Fantasmas
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Joe Hit
—La rama se rompió y cayó al suelo. Pero tú no. No in-
mediatamente. Te quedaste en el aire. Llevabas puesta la capa
y fue como mágico, no te caíste.
Ella lo sabía, lo sabía y yo ignoraba cómo, porque nun-
ca se lo había contado. Yo podía volar y ella era vidente.
—Me lo contó Nicky —dijo al notar mi confusión—. Me
contó que cuando cayó la rama pensó que te había visto vo-
lar. Me contó que estaba tan seguro de haberte visto que él
intentó volar también y se hizo aquello en la cara. Estábamos
hablando y él trataba de explicarme por qué llevaba dientes
postizos. Me dijo que por aquel entonces estaba loco. Que
los dos lo estaban.
—¿Cuándo te contó lo de sus dientes? —le pregunté. Mi
hermano nunca superó su inseguridad respecto a su cara, su
boca sobre todo, y no solía contarle a nadie que llevaba dien-
tes postizos. Angie movió la cabeza.
—NOo me acuerdo.
Me di la vuelta en el alféizar y apoyé un pie sobre la có-
moda.
—¿Quieres probar lo que se siente al volar?
Tenía la mirada vidriosa por la incredulidad y la boca
abierta en una sonrisa aturdida. Entonces ladeó la cabeza y en-
trecerró los ojos.
—¿Cómo lo haces? —preguntó—. Lo digo en serio.
—Tiene que ver con la capa, no lo sé exactamente. Ma-
gia, supongo. Cuando me la pongo puedo volar, eso es todo.
Puso un dedo junto a uno de mis ojos y recordé el anti-
faz que me había pintado con carmín.
—¿Y qué es eso que llevas en la cara? ¿Para qué sirve?
—Me hace sentirme sexy.
—Joder. Mira que eres raro. Y he vivido contigo dos años.
—Pese a todo, se reía.
—¿Quieres volar o no?
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