Page 30 - Fantasmas
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FANTASMAS
Pero la carta que envió Carroll le fue devuelta con el se-
llo de «DEVOLVER AL REMITENTE», y cuando probó con el nú-
mero de teléfono le salió una grabación: «El número marcado
está fuera de servicio.» Carroll llamó a Noonan a la Universi-
dad de Kathadin.
—Contfieso que no me sorprende —e dijo Noonan con
una voz acelerada y suave que delataba timidez—. Tengo la im-
presión de que es una especie de nómada, que va empalmando
trabajos a tiempo parcial para pagarse las facturas. Probable-
mente lo mejor sea llamar a Morton Boyd, de mantenimien-
to. Supongo que allí tendrán una ficha con sus datos.
—¿Cuándo fue la última vez que lo vio?
—Fui a visitarlo el pasado marzo. Me acerqué a su aparta-
mento justo después de que se publicara «Buttonboy», cuando el
escándalo estaba en pleno apogeo. La gente decía que se trataba
de un discurso misógino, que la revista debería publicar una re-
tractación y tonterías de ese estilo. Quería que Kilrue supiera lo
que estaba pasando. Supongo que pensé que desearía responder
de alguna manera, escribir una defensa de su relato en el periódi-
co de la universidad o algo parecido... pero no fue así. Dijo que
sería síntoma de debilidad. De hecho, fue una visita bastante ex-
traña. Él es un tipo extraño. No es sólo su escritura, también él.
—¿Qué quiere decir?
Noonan rió.
—No estoy muy seguro. Veamos. ¿Sabe cuando, por
ejemplo, uno tiene fiebre y mira un objeto completamente nor-
mal, como una lámpara encima de la mesa, y lo encuentra dis-
tinto, raro? Como si se estuviera deshaciendo o preparándose
para echar a andar. Los encuentros con Peter Kilrue eran algo
así, no sé por qué. Tal vez se deba a la intensidad que manifiesta
en relación con cosas tan inquietantes...
Carroll no había conseguido contactar todavía con Kil-
rue, pero ya le resultaba simpático.
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