Page 63 - Fantasmas
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Joe  HiLL




    bombardero  para  él y otro  para  sus  pelotas.»  El escozor  de
    los ojos era  tan  intenso  que le resultaba  insoportable  y le do-
    lía al respirar.  Se frotó la nariz  húmeda  y se  concentró  en  llo-
    rar  lo más  silenciosamente  posible.
         Se limpió la cara  con  el faldón  de la camisa,  dejó la ne-
    crológica  en  la mesa  de Harry Parcells  y echó  un  vistazo  por
    la habitación.  Miró  los carteles  y los  montones  de latas  de
    celuloide.  En una  esquina  había  un  trozo  de película,  unos
    ocho  fotogramas,  y se  preguntó  qué sería.  Lo cogió para  mi-
    rarlo de cerca  y vio la secuencia  de una  niña cerrando  los ojos
    y levantando  la cara  para  besar  a un  hombre  que  la abrazaba
    con  fuerza.  Alec quería ser  besado  algún día de aquella mane-
    ra.  Tener  en  la mano  un  trozo  de una  película le producía una
    extraña  emoción  y, siguiendo  un  impulso,  se  la guardó  en  el
    bolsillo.
         Salió  de la oficina  al rellano  situado  al final de las escale-
   ras  y miró  hacia  el vestíbulo.  Esperaba ver  a Harry detrás  del
   mostrador,  atendiendo  a algún cliente, pero  no  había nadie.  Du-
   dó, preguntándose  dónde  habría ido, y mientras  lo hacía repa-
   ró en  un  suave  zumbido  procedente  de lo alto  de las escale-
   ras.  Miró  hacia  arriba  y escuchó  un  chasquido.  Harry  estaba
   cambiando  el rollo.
         Alec  subió  las escaleras  y entró  en  la sala de proyección,
   un  compartimento  oscuro  con  techo  bajo y dos ventanas  cua-
   dradas  que daban a la sala.  El proyector,  una  máquina de gran
   tamaño  hecha  de  acero  inoxidable  pulido  con  la palabra
   VITAPHONE  estampada en  la funda, apuntaba hacia una  de ellas,
   Harry estaba  de pie en  un  extremo,  inclinado  hacia  delante  y
   mirando  a través  de la ventana  por la que  salía la luz del pro-
   yector.  Oyó a Alec  en  la puerta  y le dirigió una  breve  mirada.
   Alec esperaba que le ordenara  salir de allí, pero  Harry no  dijo
   nada y se  limitó  a saludarlo  con  la cabeza  y a regresar  a su  s1-
   lenciosa  ocupación.



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