Page 68 - Fantasmas
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FANTASMAS



           nutos  después de la conversación,  Alec no  se  da cuenta  de que
           no  ha recibido  una  invitación,  sino  una  orden.
                 Un asistente  con  barba  recibe  a Alec en  el edificio prin-
           cipal y lo acompaña  hasta  el lugar de rodaje.  De pie, y en  com-
           pañía  de unas  treinta personas  más,  observa  de lejos a  Tom
           Hanks y a Osment pasear juntos por un  cuadrado  de césped al-
          fombrado  de hojas caídas.  Hanks  asiente pensativo,  mientras
           Osment  habla y hace gestos  con  las manos.  Frente  a ellos  dos
           hombres  tiran de un  travelling sobre“el que están  otros  dos hom-
           bres y su  equipo.  Steven  se  echa a un  lado, al igual que el resto
           del reducido grupo  de espectadores,  y contempla la escena  en  un
           monitor  de video.  Nunca  antes  ha estado  en  un  rodaje y dis-
          fruta enormemente  viendo  trabajar a los POS de la
           gran  ilusión.
                 Una  vez  satisfecho  con  la escena,  y después  de conver-
           sar  con  Hanks  durante  unos  minutos,  Steven  se  dirige hacia
           el grupo  de espectadores  entre  los que  está Alec,  Su cara  tiene
           una  expresión  tímida  e interrogante.  Entonces  ve  a Alec y es-
           boza una  sonrisa  desdentada,  saluda  con  la mano  y durante  un
           momento  vuelve  a ser  aquel joven  larguirucho  de años  atrás.
           Lo invita  a acompañarlo  a la zona  de catering  por un  hot dog
           y un  refresco.
                Por el camino,  Steven parece  nervioso,  haciendo  sonar  las
           monedas  que  lleva  en  los bolsillos  y mirando  a Alec por el ra-
           billo  del ojo. Éste sabe que quiere hablar  de Imogene, pero no
           se  le ocurre  cómo  sacar  el tema.  Cuando por fin habla  es  de
           sus  recuerdos  del Rosebud,  de cómo  le gustaba aquel lugar y de
           las magníficas películas  que vio allí por primera  vez.  Alec son-
           ríe y asiente, pero  en  el fondo está algo asombrado  por la ca-
           pacidad de Steven para el autoengaño.  Steven  nunca  regresó al
           Rosebud  después de Los pájaros, así  que  no  vio allí ninguna  de
           esas películas  de las que habla.
                Por fin Steven  balbucea:




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