Page 69 - Fantasmas
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Joe HiLL
—¿Qué va a pasar con el cine cuando te jubiles? No di-
go que tengas que jubilarte. Lo que quiero decir es... ¿Crees
que seguirás llevándolo mucho tiempo?
—No mucho —contesta Alec (y es la verdad), pero no
dice nada más. No quiere rebajarse a pedir ayuda, aunque en
el fondo sabe que ha venido por eso, que desde que recibió la
invitación de Steven a visitarlo en el rodaje ha estado imagi-
nando que terminarían hablando del Rosebud y Steven, que
tiene tanto dinero, podría ser la solución a sus problemas eco-
nÓMICOS.
—Las viejas salas de cine son tesoros nacionales —conti-
núa Steven—. Aunque no lo creas, yo soy propietario de un
par de ellas. Las uso para reestrenar viejas películas. Me en-
cantaría poder hacer lo mismo algún día con el Rosebud; es una
ilusión que tengo.
Aquí está la oportunidad que Alec estaba esperando, aun-
que no quería admitirlo. Pero en lugar de confesar a Steven que
el Rosebud está al borde de la ruina, a punto de cerrar, cam-
bia de tema... Últimamente le faltan agallas para hacer lo que
debe.
—¿Cuál es tu próximo proyecto? —le pregunta a Steven.
—¿ Después de éste? Estaba pensando en un remake —con-
testa Steven mientras le dirige otra mirada furtiva—. Á que no
adivinas cuál.
Y entonces, de repente, le pone a Alec la mano en el brazo.
—Volver a New Hampshire me ha hecho recordar mu-
chas cosas. He soñado con nuestra vieja amiga. ¿Te lo puedes
creer?
—Nuestra vieja... —empieza a decir Alec, hasta que se
da cuenta de a quién se refiere.
—Soñé que el cine estaba cerrado, con una cadena en la
puerta de entrada y tablones en las ventanas. Dentro lloraba una
niña —dice Steven, y sonríe nervioso—. ¿No te parece raro?
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