Page 72 - Fantasmas
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FANTASMAS



                En la noche  de la inauguración  el cine está abarrotado;  no
          ha habido  tantos  espectadores  desde que se proyectó Titanic.  Las
          televisiones  locales filman a la gente  entrando  vestida  con  sus
          mejores  galas.  Steven  está  allí, por supuesto,  de ahí la expec-
          tación...  aunque  Alec piensa  que  incluso  sin él el aforo habría
          estado  completo, porque  la gente  está deseando  ver  el cine  res-
          taurado.  Los dos posan juntos para los fotógrafos  estrechándo-
          se  la mano  bajo la carpa  de entrada,  vestidos  de esmoquin.  El
          de Steven  es  de Arman,  especialmente  comprado para  la oca-
          sión.  Alec se  compró  el suyo para su  boda.
                Steven se inclina hacia él rozándole  el pecho con  el hombro.
                —Y ahora  ¿qué vas  a hacer?
                Antes  de que llegara el dinero  de Steven,  Alec habría  es-
          tado  dentro  contando  las entradas  y después habría  encendido
          el proyector.  Pero Steven  ha contratado  a gente para que se ocu-
          pe de la taquilla y de la proyección,  así  que Alec contesta:
                —Supongo  que  me  sentaré  y veré  la película.
                —Guárdame  un  sitio  —le  dice Steven—.  Me temo  que
          no  voy a salir de aquí hasta Los pájaros, todavía  tengo  que aten-
          der a la prensa.
                Lois  Weisel  ha instalado  una  cámara  en  la parte  delan-
          tera  de la sala,  enfocando  a los espectadores  y preparada pa-
          ra  rodar  en  la oscuridad.  Filma  al público  en  distintos  mo-
          mentos,  registrando  sus  reacciones  ante  El mago  de Oz.  Éste
          iba a ser  el final de su  documental  —una  sala abarrotada  de
          gente  disfrutando  de un  clásico  del siglo XX  en  un  viejo  cine
          bellamente  restaurado—,  pero  las cosas  no  saldrán  según  lo
          planeado.
                En las primeras  escenas  rodadas por Lois  se puede ver  a
          Alec sentado  en  la última fila de la izquierda,  con  los ojos fijos
          en  la pantalla y sus  gafas desprendiendo  reflejos azulados  en
          la oscuridad.  A su  izquierda  hay un  asiento  vacío,  el único  de
          toda la sala.  En algunos momentos  come palomitas,  en  otros  só-



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