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Henrietta Dumont, a cargo del quinto curso de la Escuela Primaria Municipal, de
Jackson Street, declaró que Edward Corcoran, desaparecido desde hace
aproximadamente una semana, solía presentarse en la escuela "lleno de
moretones". La señora Dumont, maestra de uno de los dos quintos cursos desde
el final de la Segunda Guerra Mundial, dijo que unas tres semanas antes de su
desaparición el niño llegó a la escuela con ambos ojos inflamados. Cuando le
preguntó qué le había pasado, dijo que su padre "se la había dado" por no comer
la cena.
Al preguntársele por qué no había informado sobre un maltrato de tan obvia
gravedad, la señora Dumont declaró: "No es la primera vez que veo algo
semejante en mis años de maestra. Las primeras veces que me encontré con un
alumno cuyos padres confundían disciplina con maltrato, traté de hacer algo para
remediarlo. La subdirectora, que en esos tiempos era Gwendolyn Rayburn, me dijo
que no me entrometiera, pues cuando el personal de una escuela se involucra en
casos donde se sospecha maltrato, el Consejo Escolar se ve perjudicado cuando
llega el momento de asignar presupuestos. Acudí al director y me ordenó que me
olvidara del asunto si no quería ser amonestada. Le pregunté si, en un caso como
ése, la amonestación figuraría en mi expediente. Él respondió que las
amonestaciones no tenían por qué figurar en los expedientes. Y yo capté el
mensaje."
Cuando se le preguntó si la actitud del sistema escolar de Derry seguía siendo la
misma, la señora Dumont dijo: "Bueno, ¿qué cabe pensar, a la luz de la situación
actual? Podría agregar que yo no estaría hablando con ustedes si no me hubiera
jubilado al terminar este año lectivo."
La señora Dumont prosiguió: "Desde que se supo esto, todas las noches rezo
por que Eddie Corcoran se haya ido, harto ya de esa bestia que tenía por
padrastro. Rezo por que, cuando lea en el diario o se entere de que Macklin está
en la cárcel, ese pobre niño vuelva a su casa."
En una breve entrevista telefónica, Monica Macklin negó de pleno las
acusaciones de la señora Dumont. "Rich nunca castigó a Dorsey y tampoco a
Eddie. Lo digo ahora con toda firmeza y cuando muera y deba comparecer ante el
trono del Señor, miraré a Dios a los ojos y le diré exactamente lo mismo."
Del Derry News, 28 de junio de 1958, página 2:
"Papá tuvo que dármela porque soy malo", dijo Dorsey a la maestra antes de
recibir el castigo mortal.
Una maestra de parvularios, radicada en la ciudad, que se negó a identificarse,
dijo ayer a un periodista del Derry News que el pequeño Dorsey Corcoran asistió a
su clase preescolar, menos de una semana antes de su muerte, con graves
lesiones en el pulgar y tres dedos de la mano derecha.
"Le dolía tanto que el pobrecillo no podía hacer su tarea - dijo la maestra-. Tenía
los dedos hinchados como salchichas. Cuando le pregunté qué le había pasado,
dijo que su padre (el padrastro Richard P. Macklin) le había retorcido los dedos por
caminar por el suelo que su madre acababa de encerar. "Papi tuvo que dármela
porque soy malo", fue su modo de expresarlo. Sentí ganas de llorar. Él quería
pintar su lámina como los otros niños, así que le di una aspirina y lo dejé colorear
mientras los otros escuchaban un cuento. Le encantaba colorear las láminas; era