Page 25 - Extraña simiente
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ventana. Al pensar esto, Lumas tuvo un escalofrío: en la última época, la
señora Schmidt había compuesto la misma imagen en la ancha ventana del
segundo piso. Al principio, le había parecido que la mujer se le estaba
ofreciendo, pero al acercarse más hacia la casa, se dio cuenta que no le miraba
a él y que su desnudez, por muy raro que pareciera, se la ofrecía a sí misma,
no a él. Lumas recordó que al cabo de un buen rato se había dado cuenta de su
presencia y que había bajado violentamente la persiana lanzando un extraño
grito gutural.
Lumas acomodó el fardo de leña que llevaba en los brazos. Más le valía
tomar el sendero lleno de baches y malas hierbas a unos treinta metros a su
izquierda que caminar por esos campos convertidos en un barrizal por las
recientes lluvias.
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