Page 56 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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menudo nos olvidamos de decir palabra alguna acerca del matrimonio, y ellas
siempre nos lo recuerdan.
Hallward le puso la mano en el brazo.
—No, Harry. Has ofendido a Dorian. Él no es como otros hombres.
Nunca acarrearía desdicha a nadie. Su naturaleza es demasiado delicada para
eso.
Lord Henry miró al otro lado de la mesa.
—Dorian nunca se molesta conmigo —respondió—. Hice la pregunta por
la mejor de las razones posibles; por la única razón, desde luego, que justifica
que hagamos cualquier pregunta: la simple curiosidad. Tengo la teoría de que
son siempre las mujeres las que nos proponen matrimonio a nosotros, y no
nosotros a las mujeres, salvo, por supuesto, en la vida de la clase media. Pero
es que las clases medias no son modernas.
Dorian Gray rió y volvió la cabeza.
—Eres bastante incorregible, Harry. Pero no me importa. Es imposible
enfadarse contigo. Cuando veas a Sybil Vane sabrás que el hombre capaz de
hacerle daño tendría que ser una bestia sin corazón. Soy incapaz de entender
cómo alguien puede querer deshonrar a quien ama. Yo amo a Sybil Vane.
Quiero subirla a un pedestal de oro y ver al mundo adorar a una mujer que es
mía. ¿Qué es el matrimonio? Un voto irrevocable. Y es un voto irrevocable el
que quiero hacer. Su confianza me hace leal; su fe me hace bueno. Cuando
estoy con ella, lamento todo lo que tú me has enseñado. Me vuelvo distinto a
como me conoces. Me transformo, y el simple roce de la mano de Sybil Vane
hace que me olvide de ti y de tus equivocadas, fascinantes, tóxicas y
deliciosas teorías.
—Siempre te gustaré, Dorian —dijo lord Henry—. ¿Querréis café,
amigos? Camarero, traiga café, y buen champagne, y unos cigarrillos. O no.
No se preocupe por los cigarrillos. Tengo algunos. Basil, no puedo permitirte
que fumes cigarros. Debes tener un cigarrillo. Un cigarrillo es el ejemplo
perfecto de un placer perfecto. Es exquisito, y lo deja a uno insatisfecho.
¿Qué más se puede desear? Sí Dorian. Siempre me querrás. Represento para ti
todos los pecados que tú no has tenido el coraje de cometer.
—¡Qué tonterías estás diciendo, Harry! —exclamó Dorian Gray mientras
prendía su cigarrillo con un encendedor en forma de dragón de plata que el
camarero había dejado sobre la mesa—. Vayamos al teatro. Cuando veas a
Sybil, tendrás un nuevo ideal de vida. Representará algo para ti que tú no has
conocido nunca.
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