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E L CASO DE I SABEL
                  Isabel  es  madre  de  cuatro  hijos.  Necesita  ayuda  para  gestionar  a  dos  de  ellos  de  diecinueve  y
                  diecisiete años.
                    —Me tratan mal, me ignoran, no me obedecen y nunca cumplen las normas —admite.
                    Cito a su marido un día, quien me confirma lo referido por Isabel, pero añade:
                    —Mi mujer es muy controladora. Está demasiado encima de los niños. Creo que se han rebelado.
                    Cuando conozco a su hijo mayor, me confiesa lo que está pasando en casa:
                    —Mi madre es insoportable. Mi hermana y yo no la soportamos. Nos juzga, nos critica, no nos da
                  libertad. Es agotador. Es muy perfeccionista y tenerla cerca nos produce un desgaste constante.


                   Detrás  de  unos  padres  controladores  puede  existir  el  miedo  a  que  si
                pierden el control sobre su hijo a este le ocurra algo malo en su vida, por lo
                que  suele  ser  frecuente  en  perfiles  perfeccionistas  y  obsesivos  de  la
                educación ya desde la más tierna infancia. Un padre que comienza así, tan
                encima, tan controlador, probablemente no sepa cortar las amarras cuando su

                hijo entra en la edad adulta. La consecuencia es la lógica: mediante toda clase
                de subterfugios buscan dominarle en todos los campos de su vida.
                   Este caso fue delicado, porque en cierta manera tuve que transmitirle que
                su comportamiento era perjudicial para sus hijos y su marido. Comenzamos a

                trabajar  juntas  la  personalidad  controladora  y  perfeccionista  para  poder
                conectar mejor con la familia.




                 ¿Y SI LA PERSONA TÓXICA ES DE TU ENTORNO MÁS CERCANO

                                                             ?


                   Si  esa  persona  vive  bajo  tu  mismo  techo  o  el  trato  es  diario  o  muy

                frecuente, la situación es más complicada de gestionar porque la distancia es
                difícil  de  mantener.  Este  ha  sido  uno  de  los  dramas  emocionales  más
                frecuentes durante el confinamiento. Muchas personas se han visto encerradas
                en viviendas donde la relación entre los convivientes ya era perjudicial desde
                antes. Analizar la causa de esa toxicidad ha sido en estos casos la clave para

                no desfallecer. Es primordial entender lo que subyace. Por ejemplo, si es por
                la edad del niño —el adolescente que tienes en casa que hace lo que quiere
                —, tu marido —que está distante y agobiado con mil preocupaciones—, tu
                mujer —que vive obsesionada con los niños y no te hace caso—, tu madre —

                controladora  que  no  te  deja  respirar  sin  preguntar—,  tu  padre  —poco
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