Page 232 - Encuentra tu persona vitamina
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—Mi  madre  —me  cuenta—  es  una  persona  con  mucha  personalidad.  Siempre  opina  de  todo.
                  Desde pequeña ha tenido mucha influencia en mi vida. Mi padre tiene un gran corazón, pero la que
                  manda en casa es mi madre. Es poco cariñosa, le cuesta mucho decir te quiero y alabar lo bueno que
                  hago. Con mis hermanos es distinta, es mucho más cercana, pero a mí me machaca. Es muy exigente
                  consigo misma y conmigo. Cuando viene a mi casa opina de la limpieza, del orden y de la manera en
                  que educo a mi hijo. Lo que más me afecta es cuando se mete en la vida de mi marido. Mi madre se
                  ha convertido en un factor de discusión en mi matrimonio. Siempre han querido que mi marido, que es
                  electricista, trabaje con ellos, pero yo no quiero porque me da miedo que la relación se enturbie. Sé
                  que mi marido sería de gran apoyo, pero no deseo que mi madre le controle a él ni controle su sueldo.


                   Ya has leído a lo largo de estas páginas la influencia que tienen los padres
                en el comportamiento del niño convertido en  adulto.
                   El drama es que uno suele normalizar una relación tóxica con los padres en

                la infancia y creer que eso pasa en todas las familias.
                   Recuerdo una chica joven que vino un día a ayudarme con los niños durante
                la pandemia. Me sorprendió lo dura que era al hablar a mis pequeños y me
                dijo  que  yo  era  demasiado  blanda  con  ellos.  Le  pregunté  cómo  le  habían

                tratado sus padres a ella.
                   —Me pegaron muchas veces, pero me lo merecía porque yo no me portaba
                bien. Recibía castigos constantes, pero ellos lo hicieron por mi bien, la culpa
                era mía.
                   Esa declaración tan sincera me conmovió. Tenía veintitrés años, llevaba

                unos  meses  saliendo  con  un  chico,  acababa  de  terminar  la  universidad  y
                asumía un comportamiento abusivo de sus padres.
                   Le pregunté también sobre su voz interior:

                   —¿Te tratas bien a ti misma?
                   —Siempre he tenido problemas de autoestima —me respondió—, creo que
                no valgo mucho y me culpabilizo sobre muchos asuntos. Soy de las personas
                que atraen la mala suerte.
                   Yo no estuve en su infancia, pero estoy segura de que su «grabadora» captó

                conversaciones  y  pensamientos  negativos  hacia  ella  durante  la  niñez  que
                ahora le siguen haciendo daño.








                    Cuando uno ha sufrido una madre o un padre tóxico, su interior se debate
                   entre el amor, la obediencia, la responsabilidad, la rabia, la frustración, la

                                                 dependencia y el odio.
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