Page 237 - Encuentra tu persona vitamina
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matrimoniales… Todo aquello que ayude. Necesitamos volver a mirarnos a la
cara y decir «aquí estoy yo, aquí estás tú, nos queremos, nos entendemos,
tenemos ganas de que esto siga pero nos hemos desgastado, nos hemos
convertido en personas que a veces nos hacemos sufrir en vez de en personas
que nos hacemos felices».
Muchas crisis de pareja se originan con una situación de crisis individual
en uno de los dos, ¡que frecuentemente estará intoxicado de cortisol y vive
por ello en estado de alerta! Otras veces el momento temporal que
atravesamos puede ser duro por razones naturales —la época de lactancia,
las dificultades para dormir de alguno de los hijos, una adolescencia
problemática y cargante, la aparición de una enfermedad, los cada vez más
frecuentes problemas económicos, el síndrome del nido vacío cuando los
hijos se van de casa…—. Toda vida, y la vida en pareja no es una excepción,
tiene «sus momentos» buenos y malos, memorables y olvidables. Por
instantes somos felices y luego llegan épocas de dolor o privación. Es
conveniente ser optimistas, alegres y soñadores, pero no podemos ser
inmaduros e inocentes. Como dice el ritual, «en lo bueno y en lo malo, en las
alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad». Algo tendrá el
agua cuando la bendicen. Como dice mi padre, «no conozco nada más
complicado que la convivencia en el matrimonio». Los años pesan y si uno no
tiene ganas de luchar, de cuidar y de proteger su compromiso, es difícil que
llegue a buen puerto.
Hay diferentes momentos en la relación de pareja que tendremos que ir
aprendiendo a gestionar y, por otro lado, es importante aceptar las distintas
etapas de nuestra vida en común. Llegados esos momentos de prueba, hay que
luchar porque se superen y de esa forma crezca la unión. Y para eso hay que
poner los medios oportunos: cenas a solas en las que hablar de las cosas que
nos preocupen y recordar lo que hemos vivido y nos gusta del otro y de
nuestra familia, escapadas de fin de semana, viajes que nos permitan
recuperar el cansancio acumulado, deportes en común, reuniones con amigos
que nos levantan el ánimo e, incluso, llegado el caso, recurrir a una persona
externa que pueda asesorarnos.
Yo suelo recomendar pedir consejo a otras parejas amigas que luchan ante
circunstancias adversas, contra viento y marea. También hay que saber a
quién recurrir. Tengo un paciente que le consultó su crisis matrimonial —