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ALEMANIA Y LA ILUSTRACIÓN
E L movimiento romántico del siglo XVIII fue en toda Eu
ropa un fenómeno sociológicamente contradictorio. Repre
sentaba, de una parte, la continuación y la cumbre de la
emancipación de la burguesía iniciada con la Ilustración, siendo
por ello la expresión de un emocionalismo y un entusiasmo plebe
yos y, por tanto, la antítesis del intelectualismo delicado y discre
to de las clases superiores; y, por otra parte, era la reacción de estas
mismas clases contra el racionalismo «corruptor» y las tendencias
reformadoras de la Ilustración. Este movimiento se desarrolló al
principio en los amplios sectores de la clase media, en los que la
Ilustración había influido sólo superficialmente, y en aquella par
te de la burguesía a la que le parecía que la Ilustración estaba to
davía demasiado estrechamente ligada con la vieja cultura clásica;
gradualmente, sin embargo, se convirtió en posesión de aquellos
estratos que utilizaban las tendencias emocionales de la época para
el logro de sus objetivos antirracionales, reaccionarios religiosa y
políticamente. Sin embargo, mientras que en Francia e Inglaterra
la burguesía seguía siendo consciente de su propia situación social
y no abandonó nunca completamente las conquistas de la Ilustra
ción, en Alemania cayó bajo el influjo de ia ideología irracionalis
ta romántica antes de que hubiera pasado por la escuela del racio
nalismo. Con esto no quiere decirse que ei racionalismo como
doctrina no tuviera ningún representante en Alemania; probable
mente estuvo presente en las universidades alemanas de manera
más vigorosa que en parte alguna, pero fue siempre cabalmente
eso: una doctrina, la especialidad de unos estudiosos y de los poe
tas académicos. Nadie había infiltrado completamente este racio
nalismo en la vida pública, en la ideología políticosocial de las
grandes masas y en la actitud vital de las clases medias. Había en
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