Page 115 - Hauser
P. 115
Historia social de la literatura y el arte
adornados con un lujo que no está en proporción con el poder y los
recursos de los estados, en su mayor parte muy pequeños y muy
pobres. Gracias a este derroche se desarrolla algo así como una va
riedad alemana del rococó francés e italiano. Pero la literatura no
sacó mucho provecho de la ambición de los príncipes, y los poetas
obtuvieron por este lado poca inspiración, con excepción de algu
nas cortes poéticas, las cuales, sin embargo, no surgen hasta finales
de siglo. «Alemania es un enjambre de príncipes, de los cuales tres
cuartas partes apenas si tienen sano el juicio y son la afrenta y el
azote de la humanidad», escribe un contemporáneo. «Tan peque
ños como son sus estados, y, sin embargo, se imaginan que la hu
manidad se ha hecho para ellos» lü\ Con todo, había en Alemania
príncipes muy distintos, más y menos cultos, más y menos déspo
tas, progresistas y retrógrados, amantes del arte o simplemente
de la bambolla; pero probablemente no había ni uno que dudara de
que, para un mortal común, el sentido de la existencia consistía en
ser dominado y explorado por su señor.
Los recursos de dinero que no eran consumidos por el lujo ab
surdo, la construcción arquitectónica petulante, la corte dispen
diosa y las amantes de los príncipes, se dedicaban al ejército y a la
burocracia. El ejército, naturalmente, podía desempeñar sólo ser
vicios de policía y costaba relativamente poco; más pesadamente
cargaba sobre la nación la burocracia. Esta fragmentación política
originaba de por sí una multiplicación del aparato estatal, incre
mentado aún más por la burocratización del Estado, la traslación
de las funciones de las corporaciones autónomas a las oficinas esta
tales, la afición a decreros y ordenanzas y la tendencia general a la
reglamentación de la vida pública y privada. Es cierto que en Fran
cia dominaba el mismo sistema político, económico y social; tam
bién en ella el ciudadano estaba cohibido en sus negocios y em
presas por el intervencionismo, y perjudicado por el desgobierno,
y tenía que sufrir, lo mismo que en Alemania, la privación de de
rechos y el desprecio; pero en las condiciones de pequeñez de los
principados alemanes todo esto resultaba más opresivo y humi-
103 E! conde Manteuffel en una carca al filósofo Wolf. Cicado por K. Biedermann,
op. c¡t., II, I, pág. 140.
116