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Historia social de  la  literatura y  el  arte







                  terminadas  circunstancias  incluso contra la aristocracia,  puede  ser



                 calificado como progresista.  Aquí continuó existiendo entre el  rey


                 y  la  nobleza  insubordinada,  incluso  después  de  la  reconciliación,


                 una  cierta  tensión  de  la  que  la  burguesía  se  aprovechó  resuelta­



                 mente; en Alemania, por el contrario, los príncipes y la nobleza es­


                 taban siempre de acuerdo cuando se trataba de privar de  sus dere­


                 chos a las demás clases. En el oeste de Europa la burguesía se había



                 establecido en  la Administración  y  nunca más pudo ser completa­


                 mente  desalojada  de  ella;  pero  en  Alemania,  donde  la  lealtad  del


                 ejército  y  de  la  burocracia  constituía  el  fundamento  de  un  nuevo



                 feudalismo, ios puestos, con excepción de los funcionarios subalter­


                 nos,  estaban reservados a  la alta nobleza y a  la  nobleza campesina.


                 El  pueblo  era  oprimido  por  los  funcionarios  de  la  Corona,  altos  y


                 bajos, tan fuertemente o más que antaño por los intendentes de los



                 señores  feudales.  Los  campesinos no habían  conocido en  Alemania


                 otra cosa que la servidumbre, pero ahora también la burguesía per­


                 dió  todo  lo que había ganado  en  el  curso de  los  siglos  XIV y  XV.



                 Primeramente  se  empobreció  y  fue  privada  de  sus  privilegios,  y


                 después perdió  también  la confianza en sí misma y  la propia esti­


                 mación.  Y,  finalmente,  desarrolló,  partiendo  de  su  miseria,  aque­


                 llos  ideales  de  moral  de  sumisión,  aquella  lealtad  y  aqueiía fideli­



                 dad que autorizaban a todo burgués que se revolcaba en el polvo a


                 sentirse  servidor de un alto ideal.


                           Así como  la evolución  desde  el  mercantilismo  hacia  la  liber­



                 tad de comercio e  industria tuvo lugar en Alemania sólo con  m u­


                 cha lentitud y apenas se completa antes de  1850 tH0, también el po­


                 der  central  político  consigue  la  supremacía  sobre  los  señores


                 territoriales  no antes de la segunda mitad del siglo XIX,  Como ha



                 señalado  un  historiador  francés,  el  interregno  dura  efectivamente


                 hasta  1870  l01.  En  el siglo  XVI  el  Imperio  se  restablece  transito­


                 riamente,  y Carlos V consigue, apoyado en  la corriente absolutista



                 de la época, consolidar el poder imperial; sin embargo, no tuvo éxi­


                 to  en  su  intento  de  quebrantar  la  autoridad  de  los  príncipes.  Sus


                 actividades eran demasiado dispersas como para dedicarse a la mo­




                           100 W erner Sombart,  Der Bourgeois,  1913, págs.  183-184.


                           101 Jacques Bainvilie, Hhtoire de deuxpeuplei,  1933, pág.  35.





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