Page 118 - Hauser
P. 118
Rococó, clasicismo y romanticismo
el gobierno del Estado, en el consejo de los príncipes y en la ad
ministración de justicia. La decadencia posterior de las ciudades
alemanas y la consiguiente pérdida de prestigio de la burguesía, así
como la progresiva ruina económica de la nobleza, condujeron ya a
finales del siglo XVI al desplazamiento del elemento burgués de
los puestos del Estado y de la corte y a la incautación de estos pues
tos por la nobleza 104. La guerra de los treinta años, que empeoró
también la situación de las clases feudales, renovó y apresuró el
curso de la nobleza hacia los empleos oficiales y privó a la burgue
sía de ia alta carrera de funcionario. En Francia se desarrolló la no
bleza burocrática -que tenía principalmente su origen en la bur
guesía- junto a la nobleza campesina y cortesana; en Alemania, por
el contrario, la misma aristocracia caballeresca y terrateniente se
transformó en tai nobleza burocrática, y la burguesía fue arrinco
nada, de manera mucho más radical incluso que luego en el siglo
XVIII, en las filas de la burocracia subalterna. La victoria de los
príncipes significó el fin de las «clases» como factor político, es de
cir la privación de derechos tanto de la nobleza como de la clase
media; a partir de entonces había solamente un poder político: el
de los príncipes. Pero ocurrió lo que en general suele ocurrir en ta
les casos: los príncipes indemnizaron a la nobleza y dejaron a la
burguesía con las manos vacías. La sociedad alemana está domina
da ahora por dos grupos: los altos funcionarios del Estado y de la
corte, que forman una especie de nuevos vasallos con relación a los
príncipes, y la burocracia más baja, que está constituida por los
más fieles servidores de los príncipes. Unos se resarcen de su servi
lismo para con sus superiores mediante una inmensa brutalidad
hacia los inferiores, y otros se compensan con un culto de la disci
plina que hace del jefe un «director íntimo» de la propia conduc
ta, y del cumplimiento del deber burocrático una religión.
Sin embargo, a pesar de los impedimentos provenientes de los
pequeños estados, con sus intereses particularistas y sus finanzas
descuidadas, no se puede detener a la larga el progreso del comer
cio y de la industria. La burguesía se enriqueció otra vez y comen
Ibid., pág. 23.
119