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Rococó,  clasicismo y  romanticismo








               por  esta  burguesía;  los  jefes  intelectuales  de  la  época  piensan  y


               sienten de  manera burguesa, y el público al que se dirigen se com­


               pone  fundamentalmente  de  elementos  burgueses.  Ciertamente,



               este  público  no abarca la  totalidad de la  burguesía y  a  menudo se


               reduce a  una  élite  no muy  numerosa,  pero, a  pesar  de  ello,  repre­


               senta una tendencia progresista y consuma la disolución definitiva



               de  la  cultura  cortesana.  La  burguesía  evoluciona  hacia  una  clase


               cultural  que  no  sólo  se  destaca  de  la  nobleza,  sino  también  de  la


               ( lase  académica,  y  establece  un  puente  tanto  entre  el  mundo  de


               la  realidad  y  el  del  espíritu  como  entre  los  conductores  intelec­



               tuales  y  los  amplios  estratos  de  la  nación.  Alemania  se  convierte


               ahora en aquel  «país de  la clase media»  en el que  la aristocracia se



               muesrra siempre estéril, y  la burguesía, por el contrario, a pesar de


               su    impotencia política, se impone intelectualmente y socava con su


               racionalismo  las  formas  no  burguesas  de  la  cultura.  El  racionalis­


                mo  del  siglo  XVIII  pertenece  a  los  movimientos  cuyo  progreso



               puede ser retardado, pero  no detenido por corrientes reaccionarias.


                Ningún grupo social podía desentenderse de él, y mucho menos la


               intelectualidad  alemana,  ya  que  sus  tendencias  antirracionalistas



               derivaban  de  la  falsa comprensión  de  sus verdaderos  intereses.  La


               situación,  pues,  en Alemania, se conforma así a grandes  rasgos:  la


               actitud  ante  la vida de  las  clases  portadoras  de  la cultura  se abur­


               guesa, sus hábitos mentales y sus  formas de experiencia se vuelven



               racionalistas  y  revolucionarios,  y  surge  un  nuevo  tipo  de  intelec-


               i ual que carece  íntimamente de vínculo, es decir que está libre de


               tradiciones  y  convencionalismos,  y  que  no  puede  ejercer sobre  la



               realidad  política y social  la correspondiente  influencia,  o  que,  fre­


               cuentemente,  tampoco  quiere  hacerlo.  Lucha  contra el  racionalis­


               mo, del que es portador involuntario, y se convierte en cierto modo


               en  campeón del  conservadurismo  contra  el  cual  cree  estar  luchan­



               do.  De  este modo,  se mezclan  características conservadoras y  reac­


               cionarias con rasgos progresistas y liberales  n0.


                          Lessing sabía que la  «superación» del racionalismo por medio



               del Sturm und Drang era una aberración de la burguesía; por esto se




                         110 Cf,  Georg  Lukács,  Fnrtschritt u.  Reaktion  i.  d.  deuucben  hit.,  en  «Internationale

               l.iteratur»,  1945, XV, 8/9, pág.  89-





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