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Rococó, clasicismo y romanticismo








       Ir.i.i  alemana  partía  de  la  teoría  del  conocimiento  antimetafísica


       • li  Kant,  la cual  tenía sus  raíces  en la Ilustración;  pero su  subjeti-


       vr.mo hacía derivar esta doctrina hacia un desprecio absoluto de la



       n alidad objetiva,  hasta situarse  finalmente en  una oposición deci-



       ■111 !;i al realismo de la Ilustración. La filosofía alemana se había ale­

       n d o     ya con Kant del público cuito lego de la época, sobre todo por


        .o  jerga,  que  era sencillamente  incomprensible para  los  no  inicia­



       dos     y que identificaba la profundidad con la dificultad.  El  lengua-


       ir  científico  alemán  fue  tomando  paulatinamente  aquel  carácter


       lir< uentemente  vago,  sugerente  y  de  límites  inciertos  que  lo  dis­



       tingue tan profundamente del estilo del lenguaje científico de Eu-


       mpa occidental. Los  alemanes pierden al  mismo tiempo el  sentido


       de    la realidad simple, sobria y segura, que en Occidente se estíma-


       li.i  tanto, y su preferencia por las construcciones especulativas y las



       i (implicaciones se convierte en  una auténtica pasión.


                 El hábito mental denominado  «pensamiento alemán»,  «cien-


       i ia  alemana»  y  «estilo  alemán»  no  debe ser considerado como ex­



       presión de una característica nacional constante, sino simplemente


       i orno  un modo de pensamiento y  lenguaje que  surge en un perío­


      do determinado de la historia cultural  alemana -es  decir en  la se­


      gunda mitad  del siglo X V III- por obra de una determinada clase



       social,  la  intelectualidad  burguesa,  excluida  del  gobierno  del  país


       y  prácticamente  carente  de  influencia.  Este  estrato  desempeña  en


      el  desarrollo  de  la  clase  culta  alemana  un  papel  tan  importante



      como los literatos de la Ilustración en el del público lector de Fran­


      cia.  Lo  que  Tocqueville  asegura  de  los  orígenes  de  la  mentalidad


       francesa -esto es, que debe su inclinación hacia las ideas racionales,


      abstractas  y generales  a  la enorme  influencia de  la  literatura de  la



       Ilustración  113-  puede  también aplicarse mutatis mutandis al origen


      de  la mentalidad alemana, excéntrica y aficionada a  las  sorpresas y


       las  complicaciones.  Una  y  otra  son  creaciones  de  una  época  en  la



      que la clase iiteraria, en proceso de independización, ejerció una in­


      fluencia decisiva sobre el desarrollo  intelectual de  la nación.  El  si­


      glo  XVIII  fue  en  todo  Occidente,  tanto  en  Francia  e  Inglaterra








                113 A.  de Tocqueville, op.  c i t págs.  247-248.  Cf.  K.  Mannheim, loe.  cit.





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