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Rococó, clasicismo y romanticismo
universidades y pertenecen de esta manera al séquito cortesano.
El primer poeta profesional alemán en el sentido europeo de
la palabra es Klopstock, si bien tampoco él pudo valerse comple
tamente sin el apoyo de protectores privados. Antes de la apari
ción de Lessing y dei desarrollo de la gran ciudad como base sus
tentadora de la literatura no hay en Alemania escritores libres. La
gran burguesía permanece todavía largo tiempo fiel a la moda
francesa y a las formas cortesanas de poesía. Sabemos que el gusto
por el rococó, incluso en una ciudad mercantil como Leipzig, era
el dominante aún en los tiempos en que Goethe era estudiante
allí. A pesar de ello, había ciudades comerciales, tales como Ham-
burgo y Zurich, que habían sido las primeras en liberarse de los
dictados del gusto de la corte y ofrecían acomodo a la literatura
burguesa. Después de mediados de siglo había incluso cortes en
las que la poesía encontraba cultivo— Weimar es el ejemplo clási
co— , pero no había ya una poesía cortesana. Lessing es el repre
sentante de la burguesía y de la vida ciudadana, no sólo por su ori
gen y sus simpatías, sino también por las características de su
actividad de escritor, que es principalmente crítica y periodística.
Berlín mostraba ya perfiles de gran ciudad cuando Lessing se es
tableció en ella. Tenía cien mil habitantes y disfrutaba, en parte
como consecuencia de la guerra de los siete años, de cierta liber
tad de discusión y de crítica. Ciertamente, Federico II la suprimió
tan pronto como tocó campos ajenos a la religión l07. A esta limi
tación característica de lo discutible alude también Lessing en una
carta a Nicolai: «Vuestra libertad berlinesa -escribe—se reduce...
a la libertad de traer al mercado tantos absurdos contra la religión
como se quiera... Hagan ustedes aparecer en Berlín a alguien que
quiera levantar su voz en favor del derecho de los súbditos y con
tra la explotación y el despotismo... y descubrirán en seguida cuál
es hoy el país más servil de Europa.» Y, sin embargo, Lessing sa
bía muy bien por qué iba a Berlín: se respiraba en esta gran ciu
dad un aire muy distinto del de las mezquinas residencias y de las
universidades aisladas del mundo como por un muro, constitu-
lü7 W ilhelm Dilchey, Leben Schleimnachers, I, 1870, págs. 183 sigs. Cf. W. Dilthey,
Das Erlebnis u. die Dichtung, 1910, pág. 29.
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