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Historia social  de  la  literatura y  el  arte







                   yendo ella la única oportunidad ofrecida a un escritor de entonces



                   que desease  trabajar  lüH.  Es  verdad  que  Lessing  llevó  la existencia


                   de un  jornalero literario:  ordenó bibliotecas,  hizo oficios de secre­


                   tario,  realizó traducciones, pero era totalmente independiente.  De


                   lo  que  le  costaba  esta  libertad  puede  uno  hacerse  idea  oyendo  1a



                   respuesta que dio en cierta ocasión a la pregunta de por qué escri­


                   bía  con  letra  tan  pequeña:  sus  honorarios  no  cubrirían  los  gastos


                   de papel y tinca si escribiera con letra más grande, respondió. Con



                   cuarenta años pasados ya,  no te quedó finalmente otro recurso que


                   admitir el  yugo contra el  que se  había rebelado  roda  su vida.  En­


                   tró al servicio  de  un  príncipe y pasó los  últimos  años  angustiosos


                   de  su  vida  en  W olfenbüttel,  como  bibliotecario  del  duque  de



                   Brunswick.  Sin embargo,  la literatura alemana progresaba.  El  nú­


                   mero de escritores aumentó (en  1773  había en Alemania unos tres


                   mil autores, y en  1787  había ya el doble) y en  las  últimas decenas



                   del  siglo  XVIII  muchos vivían ya del  fruto de sus  trabajos  litera­


                   rios  10y.  De  todos  modos,  la  mayoría  debían  hasta  en  la  época  ro­


                   mántica buscar una ocupación burguesa. Gellert, Herder y Lavater


                   eran  teólogos;  Hamann, Winckelmann,  Lenz,  Hólderlin y Fichte,



                   profesores  privados;  Gottsched,  Kant,  Schiller,  Gorres,  Schelíing


                   y  los  hermanos Grimm  eran  profesores  universitarios,  y  Novalis,


                   A. W. Schlegel, Schleiermacher, Eichendorff y E. T. A. Hoffmann,



                   funcionarios públicos.


                             Con  el  Sturm  und Drang  la  literatura  alemana  se  hace  total­


                   mente burguesa, a pesar incluso de que los  jóvenes rebeldes no son



                   precisamente indulgentes con  respecto a la burguesía.  Pero su pro­


                   testa contra los abusos del despotismo y su exaltación de los dere­


                   chos  de  la libertad  son  tan auténticas y  tan  sinceras como  su  acti­


                   tud  opuesta a la Ilustración.  Y aunque  son simplemente  un grupo



                  poco unido de  ilusos enajenados  y de  locos  ingenuos,  están  enrai­


                   zados  profundamente  en  la  burguesía  y  apenas  pueden  desmentir


                   su  origen.  Todo  el  período  de  la  cultura alemana  que  se  extiende


                  desde  el  Sturm  und Drang  hasta  el  romanticismo  está  sustentado






                                 Das Erlebnis u.  die Dichtung,  1910, pág.  30.


                             llJf>Johann  Golclfriedrich,  Gescb,  des  deutschen  Buchhandeh,  1908-1909,  III,  págs.
                  11.8 sígs.






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