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Rococó, clasicismo y romanticismo
dificación de las condiciones en Alemania. Por otra parte, debido a
sus intereses en Europa, debía sacrificar de antemano la causa de la
Reforma alemana a sus consideraciones al papa, y así desaprovechó
la irrecuperable ocasión de crear una Alemania unida, partiendo de
un movimiento popular auténtico l02. Cedió las ventajas anejas al
patronato de la Reforma a los príncipes alemanes, a los que Lutero
entregó inmediatamente el instrumento del poder espiritual. Lu
tero los convirtió en cabezas de las iglesias locales y les confirió au
toridad para guiar en lo sucesivo la vida de sus súbditos también
en lo espiritual y para tomar sobre sí el cuidado de su salvación. Los
príncipes se apoderaron de los bienes de la Iglesia, decidieron so
bre la provisión de los cargos eclesiásticos, tomaron en su mano la
educación religiosa, y, por lo tanto, no hay que maravillarse ante el
hecho de que las iglesias locales se convirtieran en el apoyo más se
guro del poder de los príncipes. Predicaban el deber de obediencia
a la autoridad, confirmaban el derecho divino de sus ilustres seño
res y originaban aquel espíritu apagado, mezquino y conservador
que caracteriza al luteranismo alemán en el siglo XVII. El despo
tismo de los pequeños Estados, al que no se oponía entonces nin
gún poder en el país, apartó igualmente de la Iglesia a las clases
progresistas.
El espíritu burgués de los siglos XV y XVI desaparece tam
bién del arte y de la cultura alemanes, hasta tal punto que no pue
de hablarse de tales cosas después de la paz de Westfalia. Los ale
manes participan del estilo cortesano-aristocrático francés no sólo
como discípulos y seguidores, sino que lo aceptan, bien a través de
la importación directa de'artistas y artesanos, bien de la imitación
servil de los modelos franceses. Todos los doscientos pequeños Es
tados pusieron su ambición en igualar ai rey de Francia y a la cor
te de Versalles. Así surgen en la primera mitad del siglo XVIII los
magníficos castillos de los príncipes alemanes: Nymphenburg,
Schleissheim, Ludwigsburg, Pommersfelden, el Zwinger en Dres-
de, la Orangerie en Fulda, la Residencia de Würzburg, Bruchsal,
Rheinsberg, Sanssouci, todos construidos con una misma escala y
102 Cf. Geoffrey Barraclough, F^ctors tn Germán History, 1946, pág. 68.
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