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Historia  social  de  la  literatura  y  el  arte







            que es idéntica e indivisible en todas las formas de vida. Goethe no


            sentía mucha simpatía por los  tiranicidas, pero tenía una fina sen­



            sibilidad  para  percibir  cuándo  estaba  amenazada  la  libertad  de


            pensamiento, y no se prestó nunca a ayudar a su restricción. Cuan­


            do  en  1794  la  intelectualidad  alemana,  y principalmente  Goethe,



            recibió  del  bando conservador  la  invitación  a  colocarse  al  servicio


            de  la  nueva  liga  de  príncipes  para  salvar  al  país  de  la  «anarquía»


            que  lo  amenazaba,  Goethe  contestó  que  le  parecía  imposible  unir


            príncipes y escritores de este modo  128.



                      Todo  lo  que  contribuyó a  la educación  de  Goethe  en  su  ju­


            ventud  -su   origen,  sus  impresiones  infantiles,  la  ciudad  impe­


            rial de Frankfurt, el  Leipzig  del comercio y de la Universidad,  el



            gótico Estrasburgo, el  ambiente renano,  Darmstadt,  Dusseldorf,


            el  hogar  de  Fraulein  Klettenberg  y  de  los  Schónemann—  todo
                                                                                                                                            ,

            era  completamente  burgués  en  el  mismo  sentido:  perteneciente


            en  parte  a  la  alta  burguesía,  y a menudo  limitando con  el  círcu­



            lo de  la  aristocracia,  pero  siempre  ligado  íntimamente  al  espíri­


            tu de  la  clase media  l29,  Sin  embargo,  la mentalidad  burguesa de


            Goethe  no  era  una  postura  militante,  ni  se  dirigió  nunca  como



            tal contra la nobleza, ni siquiera en su juventud ni aun en Werther L3°.


           Le  parecía  más  importante  preservar  las  formas  de vida  burgue­


           sas  del  oscurantismo  y  el  irrealismo  que  de  la  influencia  de  las



           clases  altas.  Lo  más  interesante  y  original  en  la concepción  que


            Goethe tenía de la vida burguesa es que en ella se reflejaba el  es­


           píritu  conscientemente  burgués  de  los  artistas  modernos,  y  se



           encarecía  la estimación ética del  trabajo ordinario  incluso en  re­


           lación con  la obra de arte. Goethe acentúa constantemente  la na­


           turaleza  artesanal  de  la  creación  artística  y  exige  del  artista,  so­


           bre  todo,  seguridad  profesional.  Desde  el  Renacimiento,  el  arte



           y  la  literatura  son  realizados  en  la  mayoría de  los  casos  por  bur­


           gueses.  El  carácter  artesano  de  la  relación  del  productor  con  su


           arte  aparece  tan  natural  que  hubiera  carecido  de  sentido  el  re­



           cordarlo.  Lo que  había  que  hacer era estimular al  artista y  ai  es­





                          Thomas Mann, Goethe ais Reprasentant des Bürgertums,  1932,  pág.  46.

                     129 Cf.  Aifred  Nollau, Das ¿iterarische Publikum des jungen Goethe,  I935> pág.  4.

                     l*° Georg  Keferscein,  Bürgertum und B/irgeríichkeit bel Goethe,  1933,  págs.  90-91.





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