Page 139 - Hauser
P. 139
Historia social de la literatura y el arte
que es idéntica e indivisible en todas las formas de vida. Goethe no
sentía mucha simpatía por los tiranicidas, pero tenía una fina sen
sibilidad para percibir cuándo estaba amenazada la libertad de
pensamiento, y no se prestó nunca a ayudar a su restricción. Cuan
do en 1794 la intelectualidad alemana, y principalmente Goethe,
recibió del bando conservador la invitación a colocarse al servicio
de la nueva liga de príncipes para salvar al país de la «anarquía»
que lo amenazaba, Goethe contestó que le parecía imposible unir
príncipes y escritores de este modo 128.
Todo lo que contribuyó a la educación de Goethe en su ju
ventud -su origen, sus impresiones infantiles, la ciudad impe
rial de Frankfurt, el Leipzig del comercio y de la Universidad, el
gótico Estrasburgo, el ambiente renano, Darmstadt, Dusseldorf,
el hogar de Fraulein Klettenberg y de los Schónemann— todo
,
era completamente burgués en el mismo sentido: perteneciente
en parte a la alta burguesía, y a menudo limitando con el círcu
lo de la aristocracia, pero siempre ligado íntimamente al espíri
tu de la clase media l29, Sin embargo, la mentalidad burguesa de
Goethe no era una postura militante, ni se dirigió nunca como
tal contra la nobleza, ni siquiera en su juventud ni aun en Werther L3°.
Le parecía más importante preservar las formas de vida burgue
sas del oscurantismo y el irrealismo que de la influencia de las
clases altas. Lo más interesante y original en la concepción que
Goethe tenía de la vida burguesa es que en ella se reflejaba el es
píritu conscientemente burgués de los artistas modernos, y se
encarecía la estimación ética del trabajo ordinario incluso en re
lación con la obra de arte. Goethe acentúa constantemente la na
turaleza artesanal de la creación artística y exige del artista, so
bre todo, seguridad profesional. Desde el Renacimiento, el arte
y la literatura son realizados en la mayoría de los casos por bur
gueses. El carácter artesano de la relación del productor con su
arte aparece tan natural que hubiera carecido de sentido el re
cordarlo. Lo que había que hacer era estimular al artista y ai es
Thomas Mann, Goethe ais Reprasentant des Bürgertums, 1932, pág. 46.
129 Cf. Aifred Nollau, Das ¿iterarische Publikum des jungen Goethe, I935> pág. 4.
l*° Georg Keferscein, Bürgertum und B/irgeríichkeit bel Goethe, 1933, págs. 90-91.
140