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Hiscoria social de la literatura y el arte
la literatura alemana. La influencia de Goethe desplaza en él la de
Hamann y Jacobi y le acerca al racionalismo. Herder escribe una
nota necrológica entusiasta de Lessing, el campeón impertérrito de
la verdad, y supera no sólo su primitiva ortodoxia, sino que da ca
rácter estético a todas sus relaciones con la religión, y aplica su teo
ría sobre la canción popular también a los documentos religiosos,
de manera que la Biblia se convierte para él finalmente en el pro
totipo de la poesía popular. Naturalmente, no puede renunciar a
todo su pasado; los vínculos religiosos de su juventud se convier
ten en un filisteísmo moralizante, y su filosofía de la historia, tan
cercana a las ideas de Burke, nos demuestra hasta qué punto sigue
arraigado en el mundo ideológico conservador. Herder quiere,
como Burke, no dominar ni modificar o violar las formas de la vida
histórica, sino comprenderlas, interpretarlas y abandonarse a
ellas 1¿ü. Su concepción morfológica de la historia, que arranca de
una rotación vegetal y ve por todas partes 1a evolución de la semi
lla hacia la yema y las flores, y del florecer al ajarse y caer, es, a pe
sar de la cariñosa piedad con que mira las cosas, la expresión de una
concepción pesimista que contiene ya los fundamentos de la teoría
de la decadencia de las civilizaciones de Spengler 121,
El clasicismo de Herder, Goethe y Schiller ha sido denomina
do Renacimiento alemán retardado y considerado como el paralelo
del clasicismo francés. Sin embargo, se distingue de todos los mo
vimientos semejantes de fuera de Alemania, ante todo, en que re
presenta una síntesis de tendencias clasicistas y románticas y, sobre
todo desde el punto de vista francés, parece totalmente románti
co 122. Pero los clásicos alemanes, que pertenecieron casi todos en
su juventud al Sturm und Drang y son inconcebibles sin el evange
lio naturalista de Rousseau, representan al mismo tiempo una re
nuncia a la hostilidad romántica contra la cultura y al nihilismo de
Rousseau. Viven en un frenesí de cultura y educación que no tiene
igual en ninguna otra generación de escritores desde el humanis
mo, y consideran a la sociedad civilizada, no al individuo aventa-
120 Fnedrich Meusel, Edmund Burke u. d. franz. Revolución, 1913, págs. 127-128.
121 Hans Weil, Die Entstebung des deutscben Bi/dungsprinzips, 1930, pág. 75.
]n Julius Pe tersen, Die Wesensbestimmung der deutxhen Romantik, 1926, pág. 59
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