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Rococó,  clasicismo  y  romanticismo








                  cionales,  inconscientes  y  creadores  del  concepto  de  genio  se  en­


                  cuentran ya en el prerromanticismo europeo occidental, sobre todo



                  en  Conjectures  on  Original  Composition,  1759,  de  Edward  Young,


                  pero todavía en ellas el genio es al mero talento lo que  un  «mago»


                  a  un  «buen constructor»,  mientras que en  la filosofía del  arte del


                  Sturm und Drang se convierte, por el contrario, en un titán rebelde,


                  sobrehumano  y  semejante  a  Dios.  Ya  no  estamos  frente  a  un  ni­



                  gromante cuyas artes sean incomprensibles pero no sobrenaturales,


                  sino ante el  guardián de  una sabiduría misteriosa,  ante  un  «hom­



                  bre que  habla de cosas  inefables», que es  legislador de  un mundo


                  propio con leyes propias  m .


                             Este concepto del genio se distingue del de Young sobre todo


                   por su  extremo  subjetivismo,  debido  a las  circunstancias  peculia­



                   res de Alemania. Los rasgos personales de la creación artística eran


                   ya  conocidos,  tanto  en  el  período  helenístico  como en  el  Renaci­


                   miento; sin embargo,  ninguna de estas épocas llegó a un concepto



                  del  arte  cuyo  subjetivismo  fuese  comparable  con  el  del  siglo


                   XVIII " 6,  Pero también en el siglo XVIII es sólo en Alemania don­


                  de el subjetivismo evoluciona hacia una manía de originalidad que


                   no  se  puede  explicar  simplemente  como  una  protesta  contra  el



                  dogmatismo de la Ilustración ni como un medio de autopropagan-


                  da  de  ios  literatos  enfrentados  en  una  competencia  cerrada.  Para


                  comprenderlo rectamente, se debe tener en cuenta también la des­



                   medida  veneración  que  se  dispensó  al  hombre  enérgico,  al  «todo


                   un  hombre».  El  subjetivismo extremado, que  ha sido  llamado  no


                   sin  razón  «exceso de  frenesí burgués»  " 7, podía surgir  sólo  en  un


                   mundo burgués relativamente libre de la moral y  la solidaridad de



                   clase de  la aristocracia, y dominado por la idea de  la libre compe­


                   tencia;  pero  sin  el  antagonismo  psicológico  de  la  intelectualidad


                   alemana oprimida e  intimidada,  que estaba siempre  buscando  in­


                   decisamente compensaciones  entre  la sumisión  y  la petulancia,  el




                             m Cí.  Rudolf Unger,  H a m a n n   u .  d i e   A u f k l a r u n g ,  1925» 2.a ed.,  l ,  págs.  327-328.

                             116 Cf,  B,  Schweiczer, Der bildende Künstler u .  der Befrjft des Künsthrischen  i n   der An-


                  írke,  1925, pág,  130; Alfred Stange, Die Bedeutung des subjekiivistischen indivtduahsmus fiér

                  d i e   europaische Kunst von  1750-1850,  en  «Deutsche  Vierteljahrsschr.  f,  Literaturwiss,  u.

                  ( kústcsgesch,»,  IX  1, pág.  94.


                             117 L,  Balet-E.  Gerhard,  o p .  c i t . ,  pág.  228.





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