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Rococó, clasicismo y romanticismo
carácter antitradicionalista y, por tanto, dinámico de su sentido de
la vida, lo mismo que las clases conservadoras, a pesar del raciona
lismo de sus principios morales y de su concepción del arte, man
tuvieron el tradicionalismo de su filosofía social. Una considera
ción más detenida demuestra que el carácter dinámico, que se
acostumbra adscribir a la actitud liberal y progresista, es tan me
tafórico como el estatismo asignado al racionalismo. Liberalismo y
conservadurismo son ambos dinámicos y conservadores al mismo
tiempo, y no pueden ser en absoluto otra cosa en este estadio de la
evolución en que se liquida definitivamente la Edad Media. Los
únicos antirracionalistas son ahora los idealistas — poetas y filóso
fos-, desorientados por la compleja situación social, y que, como
consecuencia de lo que a ellos mismos les ocurre, se han vuelto pro
pagandistas del conservadurismo. Mantienen los derechos de la
«vida» contra la razón no porque el racionalismo haya perdido de
hecho su autoridad y su influencia, sino porque el pensamiento
concreto, basado en la realidad, del que pronto las dos partes pre
tenderán tener el monopolio, ha adquirido un nuevo y estimable
valor.
Herder es tal vez la figura más característica de la literatura
alemana del siglo XVIII. Reúne en sí las tendencias más impor
tantes de la época y expresa del modo más claro aquel conflicto en
la concepción del mundo y aquella mezcla de corrientes progresis
tas y reaccionarias que dominan la sociedad de su tiempo. Despre
cia «la seca cultura intelectualista» de la Ilustración, pero habla a
la vez de su tiempo como de «un siglo verdaderamente grande», y
cree poder hacer compatibles sus opiniones hostiles a la Ilustración
con su entusiasmo por la Revolución francesa, de igual modo que
la mayor parte de la intelectualidad alemana y un gran número de
escritores, entre ellos Kant, Wieland, Schiiler, Friedrich Schlegel y
Fichte, comenzaron siendo seguidores entusiastas de la Revolución
y no reniegan de ella sino después de la Convención. La evolución
de Herder sigue el camino de la intelectualidad alemana, desde la
rebeldía del Sturm und Drang hasta la actitud burguesa más cons
ciente, aunque también más resignada, del período clásico. Su
ejemplo muestra del modo más claro lo que Weimar significó para