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Rococó,  clasicismo y  romanticismo








                   blica romana durante la Revolución, el clasicismo sigue siendo ei es­


                   tilo representativo del arte francés.  Pero la pintura de David, a pe­


                   sar del carácter lógico de su desarrollo,  lleva en sí el signo dei mis­


                   mo cambio que  están  sufriendo  ia sociedad y el gobierno del país.



                   Ya durante  la época del  Directorio su estilo, sobre  todo en  El rap­


                   to de las Sabinas,  muestra un carácter más delicado,  más agradable,


                   desprovisto de la severidad  artística sin  concesiones de  los años de



                   la  Revolución.  Y  durante  el  Imperio  se  entrega  de  nuevo  a  la  li­


                   sonjera  elegancia  y  a  la artificiosidad  de  su  estilo  Directorio,  des­


                   viándose  de  los propósitos  de sus  primeros  tiempos  en  otra direc­


                   ción.  El  estilo Imperio del  maestro  contiene,  trasladado al  terreno



                   artístico,  todo el  conflicto  interno de  la  hegemonía de  Napoleón.


                   Pues así como este régimen no pudo nunca desmentir su origen re­


                   volucionario  y  destruye  de  una  vez  para  siempre  la  esperanza  de



                   una renovación  de  los  privilegios  hereditarios,  pero  continúa  ine­


                   xorablemente la liquidación de la Revolución, que había comenza­


                   do con el  9  Termidor,  y  no sólo asegura la posesión  del poder a  la


                   burguesía acaudalada y a los  ricos terratenientes, sino que  implan­



                   ta  una dictadura política que  restringe  los  derechos de libertad  de


                   estas  clases  al  código civil,  así también el  arte  de  David  en  el  Im­


                   perio  es  una  síntesis  desequilibrada  de  tendencias  opuestas  en  la




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                   ■ue gradualmente lo ceremonioso y lo convencional se  imponen al
                   naturalismo  y a  la espontaneidad.


                             Las  tareas  encargadas  a  David  como premier peintre  de  Napo­


                   león favorecían  a su arte en cuanto que  le llevaban de nuevo a una



                   relación inmediata con la realidad  histórica y le ofrecían la ocasión


                   >le  enfrentarse  con  los problemas  formales  de  la  gran  pintura  his­


                   tórica  oficial,  pero  al  mismo  tiempo  acartonaban  su  clasicismo  y



                   ■uit icipaban  las  características  de  aquel  academicismo  que  habría


                   de ser tan fatal para él  mismo y para su escuela.  Delacroix  llamó a


                    I >.ivid  «le pére de toute I’école  moderne», y lo era en un doble as-


                   peeto:  no  sólo  como  creador  del  nuevo  naturalismo  burgués  que,



                   especialmente en  el  retrato,  dio expresión a la seriedad y  la digni­


                   dad  de  una  concepción  de  la  vida  severa,  sencilla  y  nada  teatral,


                   smo precisamente  también  como  renovador de  los  cuadros  de his-



                   i oriji  y de  la  representación pictórica de las grandes  ocasiones  his­






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