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Historia sociai de la literatura y el arte
desposeídos sin más ni más, sino con los geniales y sensitivos hi
jastros de la sociedad, víctimas de la clase dominante, desalmada y
carente de imaginación. Por eso Julián Sorel, hijo de un aldeano,
Fabricio del Dongo, descendiente de una antigua familia aristocrá
tica, y Lucien Leuwen, heredero de una fortuna de millones, apa
recen como aliados, como compañeros de lucha y de sufrimiento,
que se sienten igualmente extraños y desarraigados en este mundo
común y prosaico. La Restauración creó unas condiciones en las
que el conformismo era el único camino para el triunfo, y en las que
nadie podía ya respirar libremente, nadie podía ya moverse libre
mente, cualquiera que fuese su ascendencia.
El destino común de los héroes de Stendhal no hace cambiar,
sin embargo, el hecho de que el origen sociológico del nuevo tipo
de héroe sea la lucha de clases, que Fabricio y Lucien no sean más
que traslados ideológicos de Julián, variaciones del «indignado ple
beyo», especies del «desgraciado que hace la guerra a toda la socie
dad». Sin la existencia de una clase media amenazada por la reac
ción y de aquella intelectualidad condenada a la pasividad, a la que
pertenece el propio Stendhal, la figura de Fabricio del Dongo hu
biera sido tan inconcebible como la de Julián Sorel. A Henri Bey-
le, funcionario del ejército imperial, se le deja en 1815 con media
paga; durante años se afana por hallar un nuevo empleo, pero ni si
quiera consigue alcanzar un puesto de bibliotecario. Vive en destie
rro voluntario lejos de Francia y de las posibilidades de hacer carre
ra, como un hombre cuya vida ha fracasado. Odia la reacción, pero
cuando habla de libertad piensa siempre en sí mismo, en su derecho
a «perseguir su felicidad». La felicidad del individuo, la felicidad en
un sentido meramente epicúreo, es pata él la meta de todas las as
piraciones políticas. Su liberalismo es el resultado de su destino per
sonal, de su educación, de su espíritu de oposición determinado por
sus experiencias de niño, de su fracaso en la vida, pero no de un au
téntico sentido democrático. Es un enfant de gauche }5, ante todo
como víctima de su complejo de Edipo, pero también como alum
no de su abuelo, quien, como fiel discípulo de los «filósofos» del si-
55 Albert Thibaudet, Sthendhal, 1931; Henri Marrineau, L'Oeuvre de Stendhal,
1945, pág. 198.
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