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                                                         Naturalismo e  impresionismo







                 las con fondo histórico y político, pero a nadie se le había ocurrido


                 antes  de  Stendhal  convertir  el  sistema  político  de  su  tiempo  en


                 verdadero tema de una novela.  Antes de él nadie era consciente del



                 momenco  histórico;  nadie  sintió  tan  fuertemente  como  él  que  la


                 historia  está compuesta simplemente  de  tales  momentos y  consti­


                 tuye  una  continua  crónica  de  las  generaciones.  Stendhal  vive  su



                 presente como la hora decisiva de la primera generación posrrevo-


                 lucionaria,  como  un período de promesas y esperanzas  no  cumpli­


                 das,  de  energías  no  aprovechadas  y  talentos  frustrados.  Lo  vive



                 como  una  terrible  tragicomedia  en  la  que  la  recién  llegada  bur­


                 guesía  desempeña  un  papel  tan  lamentable  como  la  aristocracia


                 conspiradora;  como un  cruel  drama político en el  que  no hay  más



                 que intrigantes, siendo indiferente que se llamen ultras o liberales.


                 En  un  mundo  como  éste  -se  pregunta  él-,  donde  todo  el  mundo


                 miente  y finge, ¿no es  bueno cualquier medio con  tal  de que con­


                 duzca  al  triunfo?  Lo  importante  es  no  ser  el  engañado,  es  decir



                 mentir mejor y fingir mejor que  los demás. Todas  las  grandes  no­


                 velas  de  Stendhal giran  en  torno  al problema de  la  hipocresía,  del


                 secreto  de tratar a los  hombres y de engañar al mundo;  todas ellas



                 son algo así como libros  de texto de política realista y cursillos de


                 amoralidad  política.  Balzac  advierte  ya  en  su  crítica  de  Stendhal


                 que La cartuja de Pam a es un nuevo Príncipe,  y que Maquiavelo, si


                 hubiera vivido desterrado en la Italia del siglo XIX, no hubiera po­



                 dido escribir otra cosa que esto. El lema maquiavélico de Julián So­


                 rel:  «Qui  veut  la fin veut  les  moyens»,  adquiere  aquí su  formula­


                 ción  clásica,  aplicada  repetidas  veces  por  Balzac  en  el  sentido  de



                 que deben aceptarse las regias de juego del mundo si se quiere con­


                 tar en el  mundo y participar en el  juego.


                           Para Stendhal,  la sociedad nueva difiere de la vieja ante todo


                 por sus formas de gobierno, por el desplazamiento del poder y por



                 el  cambio  de  la significación política  de  las  clases;  el  sistema  ca­


                 pitalista  es  para  él  la  consecuencia  de  la  reedificación  política.


                 Describe la sociedad francesa en un estadio de evolución en el que



                 la  burguesía  ha  conseguido  ya  la  victoria  económica,  pero  tiene


                 que  luchar  todavía por  su  posición  en  ia  sociedad.  Stendhal  pre­


                 senta  esta  lucha desde  un  punto  de vista personal  y  subjetivo,  o,






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