Page 287 - Hauser
P. 287
Historia social de la literatura y el arte
bien las creaciones de los maestros anteriores, sobre todo las de
Mo2art, han surgido evidentemente de manera más fácil, más des
cuidada y más de acuerdo con la inspiración directa que las com
posiciones de Beethoven, cuidadosamente preparadas y con fre
cuencia basadas en numerosos bocetos preliminares. Mozart parece
regirse siempre por un plan objetivo, necesario e invariable; en
Beethoven, por el contrario, parece como si en cada tema, en cada
motivo y en cada nota quisiera decir: «Porque yo lo siento así»,
«Porque yo lo oigo así», «Porque yo quiero hacerlo así», Las obras
de los maestros anteriores son composiciones bien articuladas y
bien dispuestas, melodías redondas y limpias, mientras que las
creaciones de Beethoven y de los compositores posteriores son, por
el contrario, recitativos, gritos de lo más profundo del corazón.
Sainte-Beuve señala en Port-Royal que, mientras en la era del
clasicismo era considerado el escritor más grande el que creaba la
obra más terminada, más clara y más agradable, nosotros, los mo
dernos, por el contrario, esperamos de un escritor, sobre todo, estí
mulo, es decir oportunidad de participar en sus sueños y en su ac
tividad creadora41. Nuestros escritores preferidos son aquellos que
indican simplemente muchas cosas y dejan siempre sin decir algo
que nosotros tenemos que adivinar, explicar y completar. La obra
incompleta, no conclusa ni definida, es para nosotros la más atrac
tiva, la de significado más profundo y la más expresiva. Todo el
arte psicológico de Stendhal tiende a estimular al lector a cooperar,
a participar en la observación y los análisis del autor. Hay dos mé
todos distintos de análisis psicológico. El clasicismo francés parte
de la concepción uniforme de una figura y deriva de una sustancia
en sí inalterable los distintos atributos espirituales. La fuerza con
vincente del retrato que resulta en estas circunstancias se debe a la
coherencia lógica de los rasgos, pero la pintura misma representa
más bien el mito que el retrato de un hombre. Los caracteres de la
literatura clásica no ganan en interés y verosimilitud con la auto-
observación del lector; impresionan por la grandeza y agudeza de
sus líneas, y quieren ser contemplados y admirados, pero no com
41 Sainte-Beuve, Port-Royal, 1888, 5.“ ed,, VI, págs. 266 sig.
288