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Naturalismo e impresionismo
probados e interpretados. El método psicológico de Stendhal, que
también suele ser calificado como analítico, aunque es diametral
mente opuesto al clásico, no arranca de la unidad lógica de la per
sonalidad, sino de sus varias manifestaciones, y no acentúa en el
cuadro los contornos, sino los matices y valores. La representación
se compone de meros pormenores, de meras observaciones aisladas
y de apreciaciones distintas que, unidas, dan una impresión habi
tualmente tan contradictoria e incompleta que el lector ha de re
currir constantemente a la autoobservación y a la interpretación
subjetiva de la caótica y compleja pintura. En la época del clasicis
mo, la uniformidad y univocidad de un carácter eran sus criterios
de verosimilitud, mientras que ahora, por el contrario, una figura
literaria es más viva y convincente cuanto más complicada y suge-
rente sea, cuanto más espacio deje para que el lector la complete
con su propia experiencia viva.
La técnica stendhaliana de los petits faits vrais no significa que
la vida espiritual esté compuesta por pequeños fenómenos, efíme
ros y en sí carentes de importancia, sino que un carácter es incal
culable e indefinible y contiene incontables rasgos capaces de mo
dificar sus ideas y romper la unidad de su naturaleza. Estimular al
lector a participar en la observación y en la creación, y admitir la
inagotabilidad del objeto representado, significa simplemente una
cosa: dudar de la capacidad del arte para vencer la realidad. La
complicación de la moderna psicología es un signo de nuestra in
capacidad para comprender al hombre moderno en la medida en
que el clasicismo comprendía al hombre de los siglos XVII y
XVIII. Pero exclamar ante esta incapacidad, como Zola, «la vida
es más simple» 42, sería pura ceguera frente a la naturaleza comple
ja de la vida moderna. La complicación psicológica resulta para
Stendhal de la creciente conciencia del hombre contemporáneo, de
su apasionada autoobservación, de la vigilancia con que sigue sus
movimientos de sentimiento y de ánimo. Pero cuando se dice, a lo
largo de Rojo y negro, «el hombre tiene dos almas dentro», el escri
tor no entiende con esto precisamente la contradicción y autoex-
trañamiento de Dostoievski, sino simplemente el dualismo que
il Émile Zola, Les romanc'tm naturalistes, 1881, 2.a ed., pág. 124.
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