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Naturalismo e  impresionismo







                  enfermedad  de  la sociedad y  le preocupa durante algún  tiempo  la


                   idea de tratarlo, desde el punto de vista médico, en una «Patología


                  de la vida social» 46. Diagnostica una hipertrofia de las apetencias de



                   lucro  y de  poder  y  explica  el  mal  por el  egoísmo  y  la  irreligiosi­


                  dad  de  la  época.  Ve  en  todo  consecuencias  de  la Revolución  y  re­


                   monta el origen de  la disolución de las antiguas jerarquías, princi­



                   palmente  la  monarquía,  la  Iglesia  y  la  familia,  al  individualismo,


                   la  libre  concurrencia y  la ambición  desmedida e irrefrenable,  Bal-


                   /.ac describe con admirable agudeza el período de prosperidad en el



                  que él se encuentra con su generación, y divisa las  íntimas contra­


                  dicciones fatales del sistema capitalista, pero presupone demasiado


                   capricho en  su aparición,  y  él  mismo no cree  realmente en  la cura


                  que prescribe. El oro, el louis d’or y la moneda de cinco francos, las



                  acciones, el cambio, la lotería y los naipes son los dioses, los ídolos


                   y los fetiches de la nueva sociedad.  El becerro de oro se ha conver-


                   t ido en una realidad más tremenda que en el Antiguo Testamento,



                   y los millones suenan en los oídos más  tentadoramente que el gri­


                   to de la mujer apocalíptica. Balzac considera que sus tragedias bur­


                   guesas,  aunque  giran  sólo en  torno al  oro,  son  mucho  más  crueles


                   que el drama de los Atridas, y las palabras del moribundo Grandet



                   a  su  hija:  «Tú  me  darás  cuenta  de  esto  allá  abajo»,  son  efectiva­


                   mente  más  horribles  que  los  más  sombríos  tonos  de  la  tragedia


                  griega. Los números,  las sumas y los  balances son ahora  las fórmu­



                   las de exorcismo y los oráculos de una nueva mitología de un nue­


                   vo mundo mágico. Los millones surgen de la nada y desaparecen y


                  se derriten  nuevamente como los regalos  de  los malos espíritus  en


                   los cuentos.  Balzac cae fácilmente en el estilo de  los cuentos cuan­



                  do trata del dinero. Le gusta representar el papel de los genios, que


                   hacen  regalos  a los pobres,  y  huye gustosamente  con sus  héroes  al


                   romanticismo  del  soñar  despierto.  Pero  nunca  se  engaña  sobre  el



                  efecto final del oro, sobre la devastación a que conduce, sobre el en­


                   venenamiento  de  las  relaciones  humanas  que  tiene  como  conse­


                   cuencia; en esto  no le abandona nunca su sentido de  la realidad.


                             La  caza  del  oro  y  de  la ganancia  destruye  la vida  de  familia,



                   aleja a la mujer del marido, a la hija del padre, al hermano del her­



                            V}  Bernard Guyon,  La pensée polttuqe et sociaie de Balzac,  1947, pág.  432.





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