Page 306 - Hauser
P. 306

2










                                                        EL SEGUNDO IMPERIO















                    L              OS  románticos eran conscientes por completo de la pérdida



                                   de  prestigio  que  el  escritor  había  sufrido  desde  la  Revolu­


                                   ción, y buscaban refugio  contra el público hostil en el indi­


                     vidualismo.  Su  sentimiento  de  desarraigo  se  manifestaba  en  un



                     exasperado ánimo de lucha; sin embargo, no consideraban desespe­


                     rada ni mucho menos su lucha contra la sociedad.  Los escritores de


                     la generación de  1830 fueron los primeros en perder la acometivi­


                     dad  de  sus  predecesores  y  comenzaron  a  resignarse  con  su  aisla­



                     miento;  su protesta se  limitaba  a  acentuar la diferencia entre ellos


                     y el público al que servían. Los  escritores de la generación siguien­


                     te llegaron a tal punto en su orgullo que renunciaron a esta públi­



                     ca manifestación de independencia y se envolvieron en el velo de su


                     ostentosa  impersonalidad  e  insensibilidad.  Su  reserva,  empero,  era


                     completamente  distinta  de  la  objetividad  de  los  siglos  XVII  y


                     XVIII.  Los escritores de la época clásica querían distraer a sus  lec­



                     tores,  instruirlos  o  conversar con  ellos  sobre determinados proble­


                     mas de  la vida.  Desde  el  romanticismo,  por el  contrario,  la  litera­


                     tura pasa, de ser una distracción  o una charla entre autor y público,



                     a  ser  una  autorrevelación  y  una  autoglorifícación  del  autor.  Por


                     consiguiente,  cuando  Flaubert  y  los  parnasianos  intentan  disimu­


                     lar sus sentimientos personales,  su reserva no significa en modo al­


                     guno  un  regreso  al  espíritu  de  la  literatura  prerromántica,  antes



                     bien  representa  la  forma  más  vanidosa y  arrogante  del  individua­


                     lismo,  un  individualismo al  que  ni  siquiera le parece que merezca


                     la pena descubrirse.



                                1848 y sus consecuencias alejaron totalmente del público a los


                     verdaderos  artistas.  También  ahora,  como  en  1789 y en  1830,  a la


                     Revolución siguió un período de la máxima actividad y productivi­


                     dad  intelectual,  y  finalizó,  como las  revoluciones  anteriores,  con  la







                                                                                        307
   301   302   303   304   305   306   307   308   309   310   311