Page 308 - Hauser
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Naturalismo e impresionismo
era la burguesía era tanto más inútil cuanto que sólo podía existir
gracias al favor de esta clase. El Segundo Imperio es inconcebible
sin el auge económico con el que coincidió. Su fuerza y su justifi
cación estaban en la riqueza de sus ciudadanos, en los nuevos des
cubrimientos técnicos, en la construcción de ferrocarriles y vías flu
viales, en la ampliación y aceleración del tráfico de mercancías y en
la difusión y creciente flexibilidad del sistema de créditos. Duran
te la Monarquía de Julio era todavía la política la que atraía a los
jóvenes talentos en su mayoría; ahora es la economía la que absor
be a los mejores hombres. Francia se vuelve capitalista no sólo en
las circunstancias latentes, sino también en las formas manifiestas
de su cultura. Es verdad que el capitalismo y el industialismo se
mueven por caminos conocidos hace tiempo, pero es ahora cuando
por vez primera ejercen su influencia en todos los ámbitos, y la vida
diaria de los hombres, su vivienda, sus medios de transporte, sus
técnicas de iluminación, su alimentación y su vestido experimen
tan desde 1850 modificaciones más radicales que en todos los si
glos anteriores desde el comienzo de la moderna civilización urba
na. La demanda de artículos de lujo y, sobre todo, el afán de
diversiones son incomparablemente más grandes y más generales
que nunca.
El burgués se vuelve vanidoso, exigente, arrogante y cree po
der hacer olvidar, con meras formalidades externas, la modestia de
su origen y la promiscuidad de la nueva sociedad de moda, en la
que el demi-monde, las actrices y los forasteros desempeñan un papel
inaudito hasta entonces. La disolución del anden régime entra en su
estadio final, y, con la desaparición de los últimos representantes de
la antigua buena sociedad, la cultura francesa sufre una crisis más
grave que cuando padeció su primera conmoción. En arte, sobre
todo en arquitectura y en decoración de interiores, nunca había im
perado tanto el mal gusto como ahora, Para los nuevos adinerados,
que son lo bastante ricos como para querer brillar, pero no lo bas
tante antiguos como para brillar sin ostentación, no hay nada de
masiado caro ni pomposo. No hacen distinción alguna en los me
dios, en la aplicación de materiales verdaderos ni falsos, ni en los
estilos, que acoplan y mezclan. Renacimiento y Barroco son para
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