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Nacuralismo e  impresionismo







                  ideales, de todas las utopías, la tendencia general es atenerse a los he­


                 chos y nada más que a los hechos.  El origen político del naturalismo


                 explica sobre todo sus rasgos antirrománticos y morales:  la renuncia



                 a  la  fuga de  la  realidad  y  la exigencia  de  esa actitud  absoluta  en  la


                 descripción de los  hechos;  el deseo de  impersonalidad  e  insensibili­


                 dad como garantías de  la objetividad y la solidaridad  social; el acti­



                 vismo como  actitud  que  quiere  no sólo conocer  y  describir la  reali­


                 dad, sino modificarla; la modernidad, que se atiene al presente como


                 único objeto importante;  la tendencia popular, finalmente,  tanto en


                 la elección de temas como en la de público. La frase de Champfleury,



                  «le public  du  livre  á vingt  sous,  c'est  le vrai public» 63,  muestra en


                 qué  dirección  ha  influido  la  revolución  de  1848  en  la  literatura  y


                 cuán distinto es el nuevo concepto de lo popular del de los antiguos



                 folletinistas.  Éstos  escribían para  las  amplias  masas  porque querían


                 escribir para  todos,  mientras  que  los  naturalistas,  es  decir Champ­


                  fleury  y  su  círculo,  quieren  escribir  sobre  todo  para  las  masas.  Sin



                 embargo, hay dos tendencias diferentes en la literatura naturalista: el


                 naturalismo  de  los  escritores  que  provienen  de  la  bohemia,  los


                 Champfleury, Duranty y Murger, y el naturalismo de los  «rentistas»,


                  los Flaubert y los Goncourt64. Los dos campos se enfrentan con hos­



                  tilidad  total.  A  la  bohemia  le  resulta  odioso  todo  tradicionalismo,


                  mientras que a Flaubert y sus amigos, por el contrario, les parece sos­


                  pechoso todo escritor que pretenda el favor popular.



                            El  naturalismo comienza como un movimiento del proletaria­


                 do artístico.  Su primer maestro es Courbet, un hombre del pueblo,


                 que carece de todo sentido para la respetabilidad burguesa. Después


                 i le  que  la vieja  bohemia se  ha disuelto y que  sus  miembros  se  han



                 i onvertido en favoritos de  la burguesía romanticista o bien ocupan


                  buenas  posiciones  burguesas,  se  constituye  en  torno  a  Courbet  un


                 nuevo círculo, un segundo cénacle de la bohemia.  El pintor de Elpi-


                 i./pedrero y de Entierro en Omans debe su posición de guía principal­



                  mente a cualidades humanas y no artísticas, sobre todo a su origen,


                 -i  la circunstancia de que describe la vida del pueblo y de que se di-


                  uge con  su arte al  pueblo,  o,  al  menos,  a  los  sectores  más  amplios




                           65  Fierre Martino, Le román réaliste sous le Second Empire,  1913,  pág.  85.

                           w  A. Thibaudet, Hsst.  de la l'ttt. franga tse de 1189 a nos jours,  1936, pág.  361.






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