Page 313 - Hauser
P. 313

Historia social  de  la literatura y  el  arte







                  del público, a que lleva la existencia insegura y libre del proletaria­



                  do artístico, desprecia al  burgués  y los ideales  burgueses,  es  un  re­


                 volucionario  y  un  demócrata convencido,  un perseguido y  un  des­


                 preciado.  La teoría  naturalista surge precisamente  como defensa de


                  su arte contra la crítica tradicionalista. Champfleury explica en oca­



                  sión  de  la  exposición  de  Entierro  de  Ornam  (1850):  «De  ahora  en


                  adelante los críticos han  de decidirse por o contra el realismo.»  Con


                  esto  se  ha  dicho  la  palabra  definitiva65.  Intrínsecamente,  ni  en  el



                  concepto  ni  en la práctica es  nuevo este  arte,  aunque nunca tal vez


                  se había representado la vida diaria con tal brutalidad.  Pero es  nue­


                 va  su  tendencia  política,  el  mensaje  social  que  contiene,  la  repre­


                 sentación del pueblo sin condescendencia alguna, sin rasgos altane­



                  ros y sin interés folklórico.  Pero, por lo que tiene también de nueva


                 esta  actitud  social  y  por  lo  mucho  que  se  habla  en  el  círculo  de


                 Courbet  de  fin  humanitario y  de la tarea política del arte,  la bohe­



                 mia  es  y  sigue  siendo  una  heredera  del  romanticismo  estetizante.


                 Ella,  con  frecuencia,  adscribe  incluso  al  arte  una  significación  que


                  no poseyó ni siquiera en las teorías más exaltadas de los románticos,


                 convirtiendo  en  profeta  a  un  pintor  confusamente  charlatán  y  en



                 acontecimiento histórico la exposición de  un  cuadro  invendible.


                            Pero la pasión que  llena a Courbet  y sus  seguidores  es  funda­


                 mentalmente  un  sentimiento  político;  su  confianza  en  sí  mismos



                 arranca del convencimiento de que son los adelantados de la verdad


                 y los precursores del futuro. Champfleury afirma que el realismo no


                 es  otra cosa  que  la  tendencia artística que corresponde  a  la demo­


                 cracia,  y  los  Goncourt  identifican  simplemente  la  bohemia con el



                 socialismo  en  la  literatura.  Realismo  y  rebelión  política  son  a  los


                 ojos  de  Proudhon  y Courbet sólo expresiones  diferentes de la mis­


                 ma actitud,  y  no ven  entre verdad  social  y artística  ninguna dife­



                 rencia esencial. Courbet dice en una carta en  1851:  «Yo soy no sólo


                 socialista,  sino  también  demócrata  y  republicano,  partidario  de la


                 revolución,  en  una  palabra,  y,  sobre  todo,  un  realista,  es  decir  un


                 amigo sincero de  la auténtica verdad»66.  Y Zola no hace otra cosa



                 que continuar la idea de Courbet cuando acentúa:  «La République




                            65  Émile  Bouvier, La bataille réaliste,  1913, pág.  237.

                            66  Jules Coulin, Dic sozialistiscbe Weltanscbauung /.  d. franz.  M al.,  1909, pág.  61.






                                                                                    314
   308   309   310   311   312   313   314   315   316   317   318