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Naturalismo e impresionismo
sera naturaliste ou elle ne sera pas»67. En la repulsa del naturalismo
no se expresa otra cosa que el instinto de conservación de las clases
dominantes, su sentimiento totalmente cierto de que todo arte que
represente la vida imparcial y crudamente es en sí un hecho revo
lucionario. En relación con este peligro, el conservadurismo tiene
ideas más claras que la misma oposición68, Gustave Planche dice
francamente en la Reme des Deux Mondes que la oposición al natu
ralismo es una profesión de fe en el orden existente y que, con su
repulsa, se rechazan al mismo tiempo el materialismo y la demo
cracia de la época69.
La crítica conservadora de la década de 1850 aduce contra el
naturalismo todos los argumentos conocidos, y trata de embozar
con objeciones estéticas los prejuicios políticos y sociales que de
terminan su actitud antinaturalista. El naturalismo, dice, carece de
todo idealismo y de toda moral, se goza en lo feo y lo vulgar, en lo
morboso y lo obsceno, y representa una imitación servil e indiscri
minada de la realidad. Pero lo que molesta a los críticos conserva
dores, naturalmente, no es el grado, sino el objeto de la imitación.
Saben demasiado bien que Courbet, con la destrucción de la y¿£—
^O%dcya0ía clásico-romántica y la abolición del antiguo ideal de
belleza, que se ha mantenido casi inalterable hasta 1850 aproxi
madamente, a pesar de las revoluciones y de las reestratificaciones
de la sociedad, lucha por un nuevo tipo humano y por un nuevo or
den social. Sienten que la fealdad de sus campesinos y trabajadores
y la corpulencia y la vulgaridad de sus mujeres de la clase media
son una protesta contra la sociedad existente, y que su «desprecio
del idealismo» y su «revolcarse en el fango» son parte de las armas
revolucionarias del naturalismo. Millet pinta la apoteosis del tra
bajo corporal y convierte al campesino en héroe de una nueva epo
peya, y Daumier describe la obstinación y la torpeza del burgués
mantenedor del Estado, se mofa de su política, de su justicia, de sus
diversiones, y descubre toda la farsa fantasmal que se esconde de
a É m ile Z o la , La Répubtique et la litt., 1 8 7 9 .
^ O liv e r L a r k in , Courbet and bis Contemporaries, e n Science and Soc/ety, 1 9 3 9 , I I I , 1,
I)%. 44.
69 É. Bouvier, op, cit., pág. 248.
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