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I
Naturalismo e impresionismo
sus personajes. La más conocida es el incidente con Jules Sandeau,
quien le hablaba de su hermana enferma, y al que interrumpió con
estas palabras: «Todo eso está muy bien, pero volvamos a la reali
dad: ¿con quién casamos a Eugenia Grandet?» O la pregunta con
que sorprendió a un amigo suyo: «¿Sabes con quién se va a casar
Félix de Vaudeville? Con una De Grandville. ¡No digas que no es
un buen partido!» Pero la anécdota más bella y característica de to
das es la de Hofmannsthal, en la que se hace decir a Balzac en una
imaginaria conversación: «Mi Vautrin la considera (Venice Preser-
ved, de Otway) la obra más bella de todas. Yo doy gran valor al jui
cio de un hombre como éste» 57. La existencia real de sus persona
jes fuera de las obras es para Balzac una realidad tan natural y
evidente que podía decir de antemano lo que Vautrin, Marsay o
Rastignac pensaban o hubieran pensado de cualquier obra o libro.
La trascendencia de la esfera de la obra llega en Balzac a tal extre
mo que con frecuencia alude en La comedia humana a personajes que
no aparecen en la novela en cuestión, y cita los títulos de ciertas
partes de la obra total simplemente como referencias eruditas.
Es sabido cuánto le gustaba a Paul Bourget hojear, en el Ré-
pertoire de La comedia humana, ese «¿quién es quién?» de las figu
ras de Balzac 58. Su afición es considerada hoy precisamente como
credencial de un auténtico balzacista; pero de todas maneras es sig
no de la comprensión de la naturaleza de La comedia humana como
ligada a la vida real, sólo en parte concebida según la estética, y
sólo en parte operante según ella. Balzac representa un momento
huidizo de la evolución artística que va de lo artístico de la litera
tura clásica y romántica al esteticismo de Flaubert y Baudelaire; es
la hora breve de un arte dedicado por completo a los problemas
de la vida del momento. No hay en el siglo XIX un escritor que esté
más lejos que Balzac de l’art pour l’art ni haya tenido menos que
ver con el purismo estético. Nunca se disfrutarán las obras de Bal
zac tranquilamente y con plena conciencia si uno no se aviene de
antemano con el hecho de que son una mezcla desequilibrada y en
’7 Hugo voti Hofmannsthal, Unterhaltungen über literarische Gegenstdndet 1904,
pág. 40.
™ A. Cerfberr-J, Christophe, Répertoire de la Comedie Hamaine, 1887.
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