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Naturalismo e  impresionismo







              ta  ayuda  inconscientemente  a  deshacer  todo  convencionalismo  y


              todo  tópico,  todo  tabú y  todo  dogma en  los que  se apoya la ideo­



              logía de  los  elementos reaccionarios y  ant i liberales.  Engels escribe


              en 1888, en una carta que se ha hecho famosa, a una tal Miss Hark-


              ness, entre otras  cosas,  lo siguiente:


                         «El realismo de que yo hablo puede manifestarse incluso a pe­



              sar  de  las  opiniones  del  autor...  Balzac,  a  quien  yo  tengo  por  un


               maestro  del  realismo  mucho  más  grande  que  todos  los  Zolas  del


              pasado,  del presente  y el  futuro,  nos da en La comedia humana una



              historia  maravillosamente  realista de  la  “sociedad”  francesa,  en  la


              que a manera de crónica, casi año por año, desde  1816 hasta  1848,


              describe  los  ataques  siempre  crecientes  de  la burguesía  triunfante


               contra la sociedad aristócrata, que se reconstituyó después de  1815



              y, hasta donde pudo, levantó la bandera de la vieille politesse frangai-


              se,  Decribe  cómo  los  últimos  restos  de  esta sociedad,  modelo para


              é l,  sucumbieron a los  asaltos de  los  advenedizos vulgares y  adine­



               rados,  o fueron  corrompidos por ellos...  Cierto que Balzac  era po­


               líticamente legitimista; su gran obra es una constante elegía por la


               caída inevitable de la buena sociedad;  todas sus simpatías están en


               la  clase  que  está  condenada  a  la  extinción.  Pero,  a  pesar  de  todo



              esto,  su  sátira  no  es  nunca más  aguda,  su  ironía  no es  nunca más


              amarga que cuando pone en movimiento precisamente a los  hom­


               bres y  mujeres  con  los  que simpatiza más profundamente:  los  no­



               bles... Que Balzac se viera obligado a obrar contra sus propias sim­


               patías de clase y sus prejuicios políticos, que viera la necesidad de


               la caída de  sus  favoritos,  los  nobles,  y  los  describiera como gentes


               que no merecen un destino mejor, y que viera los verdaderos hom­



               bres del futuro precisamente donde en aquel momento dado había


              que  encontrarlos  solamente,  lo  considero  como  uno  de  los  más


              grandes  triunfos  del  realismo  y  uno de  los  rasgos  más  magníficos



               del viejo Balzac»53.


                         Balzac  es  un  naturalista  que  se  concentra  en  el  enriqueci­


               miento y  diferenciación  de  sus  vivencias.  Pero,  si  se  entiende  por






                        55  Karl  Marx-Friedrich  Engels,  Über  Kunst  und  Literatur,  ed.  por  I.  K.  Luppol,

               1937,  págs.  53  sig.  También  en  «Internacional  Lirerature»,  julio  de  1933,  núm.  3,

              |>¡tg.  114.






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