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Historia social de la literatura y el arte
principio de unidad y selección. El artista moderno quiere partici
par en una vida que aparentemente es inagotable y que no puede
reducirse a una simple obra. Sólo puede expresar la grandeza por el
entorno, y la fuerza por la carencia de límites. Proust era a todas
luces consciente de su relación con la forma cíclica de Wagner y
Balzac. «El músico (o sea Wagner) -escribe- siente inevitable
mente la misma embriaguez que Balzac cuando miraba sus crea
ciones con ojos de extraño y al mismo tiempo con ojos de padre...
Él observó entonces que serían mucho más bellas unidas en un ci
clo mediante figuras repetidas, y añadió a su obra una pincelada, la
últim a, la más sublime..., una unidad suplementaria, pero en
modo alguno artificial... Una unidad que no había sido reconoci
da, pero que por ello era canto más real, tanto más vital...» 54.
De las dos mil figuras de La comedia humana, cuatrocientas se
senta se repiten en varias novelas. Henry de Marsay, por ejemplo,
aparece en veinticinco obras distintas, y sólo en Esplendor y miseria
de las cortesanas aparecen ciento cincuenta figuras que desempeñan
también en otras partes del ciclo un papel más o menos importan
te 55. Todas estas figuras son más amplias y más ricas de contenido
que cada una de las obras individuales, y tenemos la sensación de
que Balzac no nos cuenta de ellas todo lo que sabe y podría con
tarnos. Cuando una vez se le preguntó a Ibsen por qué había dado
un nombre que sonaba tan extraño a la heroína de su Casa de mu
ñecas, contestó que había tomado el nombre de su abuela, que era
italiana. Realmente se llamaba Eleonora, pero en su niñez se la lla
maba cariñosamente Nora. A la objeción de que todo esto no tenía
nada que ver propiamente con la obra, contestaba sorprendido:
«Pero los hechos son siempre hechos.» Thomas Mann tiene toda la
razón al decir que Ibsen pertenece a la misma categoría que los
otros dos grandes ingenios teatrales del siglo XIX, Zola y Wag
ner 56. También en él la obra aislada ha perdido la finalidad micro
cósmica de la forma clásica. Hay un número extraordinario de
anécdotas como las de Ibsen referentes a la relación de Balzac con
M Marcel Proust, Laprisonniére, I. (EcL cast., La prisionera,)
” E. Preston, Recbercbes sur la tecbnique de Balzac, 1926, pags. 5, 222.
56 Thomas Mann, D ie Forderung des Tages, 1930, págs. 273 sigs.
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