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                                LA NOVELA SOCIAL EN INGLATERRA


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                   L              A revolución  industrial comenzó en Inglaterra; allí alcanzó


                                  los más fecundos éxitos y allí provocó las protestas más rui­



                                  dosas  y apasionadas.  Pero  las  acusaciones  no  impidieron en


                   modo alguno a la clase dirigente oponerse con tanta mayor energía


                   y  éxito a la revolución social.  El fracaso de los esfuerzos revolucio­


                   narios  hizo que,  mientras  que  en Francia una parte de los  intelec­



                   tuales  y de  los escritores  comenzó,  después de  la experiencia de la


                   revolución,  a  adoptar  una  actitud  antidemocrática,  la  opinión  de


                   los intelectuales en Inglaterra, si bien no siempre en un sentido re­



                   volucionario, en conjunto se mantuvo radical. La diferencia más vi­


                   sible del modo de pensar entre las minorías intelectuales de ambos


                   países consistía, por lo demás, en que los franceses eran siempre ra­


                   cionalistas,  en  cualquier posición  que  tomasen  frente  a  la  revolu­



                   ción y la democracia,  mientras que los ingleses, a pesar de sus opi­


                   niones radicales y de su oposición al industrialismo, e incluso como


                   consecuencia precisamente de su oposición a la sociedad dominan­



                   te, pasaron a ser antirracionalistas  desesperados  y  se  refugiaron en


                   el  idealismo nebuloso del romanticismo alemán. De manera curio­


                   sa,  en  Inglaterra  los  capitalistas  y  los  utilitarios  estaban  más pro­


                   fundamente  ligados  a  las  ideas  ilustradas  que  sus  contrarios,  que



                   negaban  el  principio  de  la  libre  concurrencia  y  de  la  división  del


                   trabajo.  Desde  el  punto  de  vista  de  la  historia  de  las  ideas  eran,


                   pues,  reaccionarios  los  idealistas  impugnadores  de  las  máquinas,



                   mientras que los materialistas y capitalistas representaban el racio­


                   nalismo y el progreso.


                             La libertad  económica tenía una raíz  histórica común  con el


                   liberalismo político.  Una y otro pertenecían a las conquistas de la



                   Ilustración, y eran lógicamente inseparables. En cuanto uno adop­






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