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Naturalismo e  impresionismo








                         forma abstracta, virtuosista,  por decirlo así,  de  juego.  La persona­


                         lidad  exige  sus  víctimas  no ya en  interés  de  una  idea  superior,  de



                         un fin objetivo, de una realización objetivamente valiosa, sino sim­


                         plemente para demostrar que  es  capaz de  obrar de manera  libre y


                         soberana. La hazaña misma es completamente accesoria; la cuestión


                         que  ha de  ser decidida  es  puramente  formal:  ¿significa la  libertad



                         personal  un valor en sí? La respuesta de Dostoievski no es en modo


                         alguno  tan  inequívoca como  parece ser a primera vista.  El  indivi­


                         dualismo conduce, desde luego, a la anarquía y al caos, pero ¿adon­



                         de conducen la fuerza y el orden? El problema encuentra su última


                         y más profunda forma en  el  relato de El Gran Inquisidor, y la solu­


                         ción  a que aquí  llega Dostoievski  puede ser considerada como  re­


                         sultado de toda su filosofía moral y religiosa. La supresión de la li­



                         bertad  engendra  las  instituciones  petrificadas  y  sustituye  la


                         religión  por la Iglesia;  el  individuo,  por el  Estado;  la  intranquili­


                         dad de la pregunta y la búsqueda, por la tranquilización en el dog­



                         ma.  Cristo  significa  la  libertad  interior, pero,  con  ello,  una  lucha


                         inacabable;  la Iglesia,  una  imposición  íntima,  pero  a  la vez  la paz


                         y  la  seguridad.  Se  ve  cuán  dialécticamente  piensa  Dostoievski  y


                         cuán  difícil  es  definir  inequívocamente  su  punto  de  vista  moral



                         y  políticosocial.  El  que  se  pregona  reaccionario  y  dogmático  ter­


                         mina su obra con  una interrogación abierta.


                                   El problema de la libertad  desempeña en Tolstói ciertamente



                         un papel con mucho no tan importante como en Dostoievski, pero


                         forma también en él la clave para comprender sus caracteres de ma­


                         yor interés psicológico y de mayor cohesión moral. Levin está bos­


                         quejado ante todo  como  exponente de este problema,  y  la violen­



                         cia  de  sus  luchas  interiores  perm ite  reconocer  cuán  duramente


                         había  luchado  con  la  idea  del  enajenamiento  y  del  fantasma  del


                         hombre entregado a sí mismo.  Dostoievski tenía razón: Ana Kare-



                         nina  no  es  un  libro  inofensivo.  Está  lleno de dudas,  sospechas,  te­


                         mores.  El pensamiento fundamental del libro y  el  motivo que une


                         la historia de Ana con la de Levin es también el problema del ais­


                         lamiento del  individuo frente a la sociedad y el peligro de quedar­



                         se sin patria.  El  mismo  destino  al que  Ana sucumbe  como conse­


                         cuencia de su adulterio amenaza a Levin  como consecuencia de su






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