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Naturalismo e impresionismo
estilo impecable y de juicios sobre la vida maduros y terminantes.
Lo que es habitualmente puro amaneramiento en Meredith es con
frecuencia auténtica pasión intelectual en Henry James; pero am
bos son representantes de un arte cuyas relaciones con la realidad
son a menudo más bien abstractas, y cuyos personajes parecen mo
verse en el vacío, comparados con el mundo de Stendhal, Balzac,
Flaubert, Tolstói y Dostoievski.
Hacia finales de sigio el impresionismo se convierte en el es
tilo predominante en toda Europa. En lo sucesivo hay por todas
partes una poesía de estados de ánimo, de impresiones atmosféri
cas, de declinantes estaciones del año y de fugitivas horas del día.
La gente pasa su tiempo creando lirismos que expresan sensaciones
flotantes, apenas palpables, estímulos indefinidos e indefinibles,
colores delicados y voces cansadas. Lo indeciso, lo vago, lo que se
mueve en los límites más bajos de la percepción sensible se con
vierte en el tema principal de la poesía; no es, sin embargo, por la
realidad objetiva por la que los poetas se preocupan, sino por sus
emociones sobre su propia sensibilidad y su capacidad para ia vi
vencia. Este arte insustancial de estados de ánimo y de atmósfera
domina ahora todas las formas de la literatura; todas ellas se con
vierten en lirismo, en imagen y en música, en timbres y en maci
ces. La narración se reduce a meras situaciones; la acción, a escenas
líricas, al dibujo de caracteres, a la descripción de disposiciones y
estados de alma. Todo se vuelve episodio, o periferia de una vida
que carece de centro.
En la literatura de fuera de Francia, los rasgos impresionistas
de la forma están señalados más vigorosamente que los simbolistas.
Pensando sólo en la literatura francesa, se está tentado fácilmente
de identificar el impresionismo con el simbolismo25í. Así, incluso
Victor Hugo llamaba al joven Mallarmé «mon cher poete impres-
sioniste». Pero las diferencias son innegables en un examen más de
tenido. El impresionismo es materialista y sensualista, por delica
dos que sean sus motivos, mientras que el simbolismo es idealista
y espiritualista, aunque su mundo de ideas es sólo un mundo de los
2y> H. Haczfeld, Der franzóstsche Symbolismus, 1923, pág. 140.
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