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                                                              Naturalismo e  impresionismo







                                ¿Cómo puede ser que aquellos días cercanos hayan pasado, pa­


                      sado  para  siempre,  y  estén  completamente  perdidos?,  pregunta



                      Hofmannsthal, y esta pregunta contiene casi  todas las otras: el ho­


                      rror ai  «aquí y ahora, esto es,  al mismo tiempo, el más allá», el es­


                      panto por el hecho de que  «estas cosas son diferentes y las palabras



                      que  nosotros  usamos  diferentes  también»,  la  consternación  por  el


                      hecho  de  que  «todos  los  hombres  hacen  su  propio  camino»,  y  fi­


                      nalmente la gran cuestión última:  «Cuando un hombre ha pasado,


                      se lleva consigo un secreto:  ¿cómo fue posible para él, precisamen­



                      te para él, vivir en  el  sentido  espiritual  de la palabra?»  Si  se pien­


                      sa  en  el  «Nous  mourons  tous  inconnus»  de  Balzac,  se  ve  cuán


                      consistentemente  se  ha  desarrollado  la  visión  europea  de  la  vida



                      desde  1830.  Esta visión tiene una característica constante, que pre­


                      domina  siempre  y  cada  vez  más  profundamente  arraigada:  la


                      conciencia del  extrañamiento y  la soledad.  Puede caer hasta llegar


                      al  sentimiento de  abandono  absoluto de  Dios  y  del  mundo,  o ele­



                      varse en el momento de exuberancia,  que es con frecuencia el de la


                      mayor desesperación, a la idea de la sobrehumanidad; el superhom­


                      bre se siente tan solidario e infeliz en el aire enrarecido de sus cum­



                      bres  montañosas como el esteta en  su torre de marfil.


                                El  fenómeno más curioso en la historia del  impresionismo en


                      Europa es su adopción por Rusia y la aparición de un escritor como


                      Chéjov,  que puede ser descrito  como el  representante  más puro  de



                      todo  el  movimiento.  Nada  es  tan  sorprendente  como  encontrarse


                      con una personalidad semejante en  un país que  hasta  no hace m u­


                      cho tiempo  ha vivido en  la atmósfera intelectual de  la  Ilustración,



                      y  al  que  este  esteticismo  y  este  decadentismo  que  acompañan  la


                      aparición  del  impresionismo  en  Occidente  le  han  sido  totalmente


                      ajenos.  Pero en un siglo  técnico como el XIX,  la difusión de ideas


                      se  realiza rápidamente, y  la adopción de las formas  industriales  de



                      economía crea ahora en Rusia condiciones que llevan a la aparición


                      de  una  estructura social  correspondiente  a  la de  ia  intelectualidad


                      occidental y de una visión de la vida similar a la del ennui254. Gorki



                      comprendió  desde  el  primer momento  el papel  decisivo  que  Ché-







                                      Cf.  D.  S. Mirsky, Niúíkm Rustían Lit.,  1925, págs.  84 sig.





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