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Naturalismo e  impresionismo







                              El sentimiento de  la carencia de sentido, de  la insignificancia


                   y el carácter fragmentario de los acontecimientos externos lleva en


                   el drama a la reducción de  la acción a un mínimo  indispehsable, a



                    la renuncia a los  efectos que eran  tan característicos  de  la piece bien


                   faite.  El drama eficaz debe su éxito fundamentalmente a los princi­


                   pios de  la forma clásica; a la uniformidad, conclusión y disposición



                    bien proporcionada de la acción,  El drama poético, esto es, tanto el


                   drama simbólico de  Maeterlinck  como  el  drama  impresionista de


                    Chéjov,  renuncian a estos expedientes estructurales en  interés de la



                    expresión  lírica  directa,  la   forma  dramática  de  Chéjov  es  quizá


                    la menos teatral en toda la historia del drama; una forma en la qüe


                    Jos coups de thédthre,  los  efectos  escénicos de sorpresa  y  tensión  de­



                    sempeñan  el  mínimo  papel.  No  hay  drama  con  menos  aconteci­


                    mientos, con menos movimiento dramático y  con menos conflicto


                    dramático.  Los personajes  no  luchan,  no se defienden,  rto son ven­


                    cidos; simplemente se someten, se van a pique lentamente, son su­



                    midos  por  la  rutina de  su vida sin  acontecimientos  y  sin  esperan­


                    zas.  Soportan su sino con paciencia,  un sino que se consuma no en


                    forma de catástrofe, sino de desilusiones.



                              En todo momento,  desde que existe esta clase de  obra sin ac­


                    ción  y  sin  movimiento,  han  sido  expresadas  dudas  sobre  su  razón


                    de  ser  y  ha  surgido  la  cuestión  de  si  es  en  absoluto  drama  real  y


                    teatro real,  es  decir si  demostrará  ser capaz de  sobrevivir en  el  es­



                    cenario.


                              La pike bien faite era  todavía  un  drama  en  el  viejo  sentido  de


                    que, aunque había asimilado verdaderamente ciertos elementos del



                    naturalismo, mantenía en conjunto los convencionalismos técnicos


                    y  el  ideal  heroico  del  drama  clásico  y  romántico.  Hasta  los  años


                    ochenta  no conquista el  naturalismo el  escenario,  o  sea en un mo­


                    mento en el que el naturalismo en la novela está ya en decadencia.



                    Los cuervos,  de  Henri  Becque,  el primer drama  naturalista,  está es­


                    crito en  1882, y el Théátre Libre, de Antoine, el primer teatro na­


                    turalista, se funda en  1887.  En un principio la actitud del público



                    burgués  es  totalmente  negativa, aunque  Henri  Becque y  sus suce­


                    sores directos  no hacen más  que sacar buen provecho para la esce­


                    na de  lo que  Balzac  y  Flaubert  habían  convertido  hacía  tiempo en






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