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Historia social de la literatura y el  arte








               ideas; cosas que revelan el carácter ideológico que aquéllas poseen.


               Una situación  históricosocial  nunca acaso ha encontrado expresión


               más directa en el arte que la crisis del capitalismo y la filosofía mar-



              xista de la historia en esta técnica de  montaje.  Una  túnica cubier­


               ta de condecoraciones pero sin  cabeza significa el  automatismo de


               la máquina de guerra en estas pelícias rusas;  nuevas y fuertes botas



               de soldados, la ciega brutalidad del poder militar.  Así, en El acora­


               zado Potemkin vemos  una y otra vez sólo estas pesadas,  indestructi­


               bles e inmisericordes botas, en lugar de los cosacos avanzando con­


               tinuamente.  Buenas  botas  son  la  condición  previa  del  poder



               militar,  tal  es  la  significación  de  este  montaje  de pars pro  toto,  lo


               mismo que el significado del anterior ejemplo tomado de El acora­


               zado Potemkin era que las masas victoriosas  no  son  más que  la per­



               sonificación de la máquina triunfante. El hombre, con sus ideas, su


               fe  y  su  esperanza,  es  meramente  una función  del  mundo  material


               en que vive;  la doctrina del materialismo histórico se convierte en


               el principio formal  del arte en el  cine ruso.  No debe  olvidarse, sin



               embargo,  que  todo  el  método  de  presentación  del  cine,  especial­


               mente  su  técnica del  primer plano, que  favorece  la descripción  de


               los  elementos  materiales  desde  un  principio  y  está  calculada para



              darles  un  papel  importante  como  motivo,  hace  concesiones  a  este


               materialismo.  Por otra parte,  la cuestión  de  si  el  conjunto de esta


               técnica,  en  la que  las  propiedades  son puestas  en  primer  término,


               no es ya un producto del  materialismo,  no puede despacharse sen­



              cillamente. Porque el hecho de que el cine sea la creación de la épo­


              ca histórica que ha presenciado la exposición de las  bases ideológi­


              cas  del  pensamiento  humano  no  es  mayor  coincidencia  que  el



               hecho de que los rusos hayan sido los primeros exponentes clásicos


              de este arte.


                         Los directores de  cine de  todo el  mundo,  sin consideraciones


              por sus divergencias nacionales e ideológicas, han adoptado las for­



              mas  básicas  del  cine  ruso,  confirmando  con  ello  que  tan  pronto


              como el  contenido es  trasladado a la forma,  la forma puede ser to­


               mada y usada como un recurso puramente técnico, sin el fondo ideo­



               lógico  de  que  ha  surgido.  La  paradoja  de  la  historicidad  y  de  la


              atemporalidad en arte está arraigada en esta capacidad de la forma






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