Page 514 - Hauser
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Bajo el signo del cine
cual hizo posible efectos completamente nuevos, inalcanzables en
cualquier otro arte. La calidad revolucionaria de esta técnica de
montaje no consistía tanto, sin embargo, en la brevedad de los cor
tes, en la velocidad y el ritmo del cambio de escena y en la exten
sión de los límites de lo cinematográficamente factible, cuanto en
el hecho de que ya no eran los fenómenos de un mundo homogé
neo de objetos, sino de elementos completamente heterogéneos de
la realidad, lo que se ponía cara a cara.
Así, Eisenstein mostró la siguiente secuencia en El acorazado
Potemkin: hombres trabajando desesperadamente, sala de máquinas
del buque; manos ocupadas, ruedas que giran; rostros alterados por
el trabajo, presión máxima del manómetro; una cara empapada de
transpiración, una caldera hirviendo; un brazo, una rueda; una rue
da, un brazo; máquina, hombre; máquina, hombre; máquina,
hombre. Dos realidades extremadamente diferentes, una espiritual
y otra material, se juntaron, y no sólo se juntaron, sino que se iden
tificaron, pues de hecho una procedía de la otra. Pero tal conscien
te y deliberado paso presuponía una filosofía que niegue la autono
mía de cada una de las esferas de la vida, como hace el surrealismo,
y como el materialismo histórico ha hecho desde el mismo co
mienzo.
Esto no es simplemente una cuestión de analogías, sino de
ecuaciones. Y que la confrontación de las diferentes esferas no es
meramente metafórica resulta, incluso, más obvio cuando el mon
taje ya no muestra dos fenómenos interrelacionados, sino uno solo,
y, en lugar del que se espera por el contexto, aparece el sustituido.
Así, en El fin de San Petersburgo, Pudovkin muestra un candelero de
cristal tembloroso en vez del poder destrozado de la burguesía; una
escalera muy pendiente e infinita sobre la cual va subiendo una pe
queña figura humana laboriosamente, en vez de la jerarquía oficial,
sus miles de escalones intermedios y su cima inalcanzable. En Oc
tubre, de Eisenstein, el crepúsculo de los zares está representado por
negras estatuas ecuestres sobre pedestales inclinados, estatuas tré
mulas de budas usadas como tentetiesos e ídolos de negros destro
zados. En La huelga, las ejecuciones están sustituidas por escenas en
una carnicería. En todas partes se encuentran cosas sustituyendo a
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