Page 15 - Los caminos de Virginia
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como obstáculo los  sectores que se oponían al  proceso de paz: las Fuerzas Armadas, la

                  Policía Nacional, el paramilitarismo, e incluso un sector disidente de las FARC y empezaron

                  a ser exterminados sistemáticamente. De forma que tanto la actitud guerrerista de las FARC

                  como la de las  Fuerzas Armadas continuaron. Betancur deseaba ir más lejos, pero las

                  reformas no convencían del todo a los grupos armados, porque consideraban que éstas no

                  se veían viables a mediano plazo. El proceso de paz entró en crisis y como forma de presión

                  para que se fuera más lejos en las reformas, el 6 de noviembre de 1985 el M-19 se toma el

                  Palacio de Justicia,  tomando como rehenes a los magistrados de las distintas salas. El

                  ejército reaccionó de manera desmesurada con tanques, helicópteros, morteros,


                  granadas, bazucas y otros explosivos para someter a los guerrilleros. El resultado fue: cien

                  personas muertas y más de una decena de desaparecidos.



                  Además de las víctimas de la guerrilla, un comunicado de la Procuraduría denunció la

                  desaparición de 344 personas, la participación de algunos miembros de la Policía y de las

                  Fuerzas Armadas, y  se  aceptaba  el uso de la  tortura por parte de la  Policía Nacional.

                  Mientras tanto, continuaban con mayor intensidad las obras criminales de “limpieza social”

                  por parte de bandas criminales paramilitares.


                  A estas tragedias se sumaron las tragedias naturales. Popayán fue víctima de un terremoto el

                  Jueves Santo de Semana Santa de 1983,  dejando  a  la ciudad semidestruida, sin vida a

                  doscientas cincuenta personas y más de tres mil heridas. El 13 de noviembre de 1985, el

                  volcán Nevado del Ruiz hizo erupción, haciendo desaparecer la población de Armero

                  dejando aproximadamente veinticinco mil muertos y  otros tres mil habitantes en otras

                  poblaciones vecinas.



                  El panorama empeoraba porque el narcotráfico creció de  forma alarmante: en 1981 se

                  habían sembrado diez mil hectáreas de marihuana y la exportación de cocaína había llegado

                  a los US$ 1.100 millones en 1982. Incluso algunos capos del narcotráfico fueron elegidos en


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