Page 13 - Los caminos de Virginia
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décadas pasadas, cuando al poeta se le consideraba, afirma, incluso un motivo de exaltación
social:
Ser reconocido como poeta es ya una proeza, y no muchos se deciden a reclamar abiertamente esta calidad
cuyo carácter positivo es bien dudoso. En efecto, el sentido de este oficio ha sido despojado de todos sus
componentes constructivos, y sólo pervive un estereotipo caricaturesco que asimila esta actividad a algo
desconectado con la realidad, anacrónico, superfluo socialmente hablando. (citado por Cobo Borda, 1996,
262)
A estos problemas no escapará, como se verá en los capítulos siguientes, William Ospina,
poeta que se estudiará en el presente trabajo. Su conjunto de ejercicios poéticos titulado
¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? (1994) es un ataque frontal contra la
superficialidad del mundo moderno, contra las dictaduras, y al mismo tiempo pretende una
reivindicación de la poesía.
Ospina y la llamada por Luque Muñoz “Generación de los Ochenta” viven y se enfrentan a
una realidad colombiana aún más compleja que la de las generaciones precedentes. Una
década antes, el periodista Iáder Giraldo habría de registrar en el “Magazine Dominical” de
El Espectador la siguiente experiencia con el poeta Jaime Jaramillo Escobar (alias X-504):
“Alguna vez en Cali, el poeta X-504 me dijo que el nadaísmo era el segundo movimiento
más importante del país. Yo le pregunté que cual era el primero y él me contestó que LA
VIOLENCIA, con 400.000 afiliados” (citado por Cobo Borda, 1984, 204). Pues el
movimiento de “la violencia” en los ochenta creció y las políticas para contrarrestarla
fueron desafortunadamente infructuosas.
Se fortalecieron las FARC en el interior del país, el M-19 se constituyó como un grupo de
guerrillas urbanas y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se reconstruyó. Además
nacieron otras guerrillas: El Quintín Lame, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, la
Autodefensa Obrera y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. El M-19 dio un gran
golpe a comienzos de enero de 1978 al extraer cinco mil armas del Cantón Norte, lo que
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