Page 24 - Los caminos de Virginia
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pregunta: “¿Qué pasa entonces con las frases que no vienen directamente de Borges pero

                  suenan a Borges? ¿Qué  pasa con los poemas que parecen de  Borges pero que un lector

                  astuto comprende que no pudieron ser escritos por Borges? La erudición debe provenir de

                  una previa destrucción e inmediata reconstrucción de lenguajes (ejemplo típico: La tierra

                  baldía de Eliot). Para decirlo de otra manera: el poeta erige una estatua con los restos de la

                  anterior; en ese proceso de recreación se le ocurre utilizar un ojo de la estatua destruida, o

                  una oreja, o el dedo meñique.” (“A merced del viento”, 1987)


                  Ospina mismo en su ensayo titulado “El artista y sus dioses” (2008), afirma que sólo se es

                  posible ser contemporáneo y local, como el escultor de los poemas de Edgar Lee Masters,

                  que dedicó su vida  a  tratar de imitar los cánones griegos pero siempre terminaba

                  esculpiendo a Abraham Lincoln. (33)



                  Otro de los recursos que rescata Ospina de la poesía de Jorge  Luis Borges  es la  frase

                  sentenciosa tal como lo manifiesta en la entrevista publicada en el texto titulado “Contra el

                  viento del olvido”:


                  “… A lo largo de toda su obra (Borges) no jugó nunca a la confusión, no jugó nunca a la imprecisión; buscó

                  siempre combinar el rigor con la audacia, ser nítido, claro; no jugó a parecer profundo por el hecho de ser
                  confuso. Uno puede no estar de acuerdo con una idea de Borges; es difícil decir que uno no la entiende…”

                  (70).

                  El poeta busca lo que él mismo denomina la “claridad extrema”, el rigor, “ese anhelo casi


                  adánico de estar inaugurando un lenguaje en cada frase” (71). Así mismo, recoge de Borges
                  el uso que le da a las referencias cultas, asintiendo a uno de los consejos que el poeta


                  argentino ofreciera en su “Arte poética”: Ver en el día o en el año un símbolo de los días del

                  hombre y de sus años. Y no solo en el día y en el año, sino en el personaje histórico que es a

                  su vez símbolo de  todos los hombres. Salvo contadas  excepciones, Ospina no fabrica

                  poemas lacónicos, breves, creaciones que Luque Muñoz observa frecuente  en la poesía

                  colombiana contemporánea, por el contrario, sus poemas se extienden y constantemente

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