Page 26 - Los caminos de Virginia
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narrador es omnipresente no sólo en el espacio, sino en el tiempo. Puede estar en América,
trasladarse a algún lugar de Grecia o alguna aldea del África. Puede estar tanto en el
presente como en el futuro así en el principio de los tiempos. Será acaso ese ser que habla en
primera persona en el último poema de la serie del País del viento titulado “Él”: “Sólo una
sílaba me nombra pero no preguntes quién soy./ Yo estaba aquí desde el comienzo, sobre
los sinuosos peñascos” (2008, 227). Ospina describe este testigo oculto como un ser que se
mide por galaxias, por atardeceres de dioses, por funerales que escoltan negras borrascas.
El monólogo lírico o monólogo dramático es definido por Figueroa como la estrategia en la
que el autor se mantiene por fuera del personaje y cuyo conflicto es relevante para apelar a
la sensibilidad y a la memoria del lector (64). Ese combate interior se traduce en monólogo,
que a su vez se disfraza, se enmascara en un personaje. Borges, en su poema en el que hace
homenaje a Robert Browning escoge las tres palabras precisas para definir las características
del monólogo dramático: “Máscaras, agonías, resurrecciones” y al mismo tiempo es una
forma de la exploración del yo que a su vez manifiesta su tensión frente al mundo.
Jacques, el personaje de la obra A vuestro gusto de William Shakespeare, afirma que “El
mundo entero es un escenario, y los hombres y mujeres simples actores. Tienen su entradas
y salidas; en su vida cada cual hace varios papeles” (A vuestro gusto, II, VII). Esta fórmula
shakesperiana define lo que es la obra de Ospina, que bebe de Browning y de Borges:
introduce personajes históricos y anónimos que dejan su huella eterna en el mundo a pesar
de su muerte. No es caprichoso el motivo por el cual la mayoría de los personajes que se
manifiestan a través de la obra lo hagan en el momento en el que su muerte está cercana. Ya
he mencionado anteriormente que esta forma de expresión poética es no como simple
forma de mantenerse afuera de ellos, sino también de otorgarles una voz que, como
afirmase Borges acerca de la voz de Shakespeare, es a su vez una y todas.
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